LAS BACTERIAS: BENEFICIOSAS PARA EL SER HUMANO Cuando escuchamos la palabra bacteria, generalmente la asociamos con dos cosas: primero, con organismos muy pequeños, que ni siquiera podemos observar a simple vista; segundo, con enfermedades, pues consideramos que las bacterias son los organismos que nos causan malestares como la gripa, entre otros.
En cuanto a la primera idea, estamos en lo correcto al considerar a las bacterias como organismos microscópicos. Son unicelulares y, de hecho, la forma más simple de vida que existe en nuestro planeta.
Viven de manera abundante en
prácticamente todo lo que conforma nuestro entorno: el agua, la tierra, el aire, la materia orgánica, incluso en plantas y animales, en nosotros mismos. Las bacterias forman parte de los ciclos naturales esenciales en la naturaleza, como el ciclo del carbono o del nitrógeno. Por su incidencia en los procesos de descomposición orgánica, son esenciales para el ambiente, por ello se puede afirmar que sin las bacterias no existiría la vida en nuestro planeta.
La segunda idea es bastante discutible; cuando relacionamos las bacterias con enfermedades no estamos equivocados, sin embargo, tal vez no sepamos que existen mucho menos bacterias dañinas que benéficas para el ser humano; sólo un grupo de bacterias pueden ser consideradas como patógenas, es decir, causantes de enfermedades como la diarrea, la conjuntivitis y otras muy graves como la neumonía, la lepra o la meningitis. Pero el número de bacterias que son benéficas es muy grande, en términos generales, la mayoría de las bacterias son benéficas o indiferentes para el ser humano.
Las bacterias pueden ser beneficiosas en muchos aspectos y en distintos campos, como ya se mencionó, son capaces de descomponer la materia orgánica, como plantas o animales muertos, convirtiéndolos en otro tipo de materia que “recicla” componentes y ayuda a otras especies tanto animales como vegetales a desarrollarse y sobrevivir en su ambiente. De igual forma existen bacterias capaces de limpiar los ríos de excesos de materias contaminantes arrojadas por las fábricas, e incluso se están realizando estudios sobre la posibilidad de reemplazar elementos tóxicos como los insecticidas, basados en la alta capacidad de bioconversión (convertir una materia en otra de manera natural y sin contaminación) que poseen las bacterias.
Pero no solo en el plano ambiental son beneficiosas, algunas bacterias son capaces de aportar nitrógeno a las plantas, a través de un proceso de simbiosis, esto se da principalmente en plantas leguminosas, de las cuales posteriormente los seres humanos nos alimentamos, estamos hablando de las legumbres.
En nuestro propio organismo poseemos bacterias, en nuestra boca, en la nariz, en nuestros intestinos, en donde cumplen una función vital para el ser humano, como lo es regular la flora bacteriana, lo que garantiza que desechemos de nuestro organismo la materia que no podemos asimilar, contribuyendo a mantener nuestro cuerpo libre de intoxicaciones. Estas bacterias también son capaces de suministrarnos algunas vitaminas como B12, tiamina, entre otras.
Para el ser
humano, las bacterias también actúan como un “escudo”, ya que, al invadir nuestro cuerpo bacterias beneficiosas o indiferentes, no dejan espacio para que ingresen las bacterias dañinas que ocasionan las enfermedades.
Igualmente, las bacterias
participan de manera importante en la elaboración de alimentos que son consumidos muy frecuentemente por el ser humano, como los yogures o el queso, en cuya fabricación participan convirtiendo la lactosa en ácido láctico, utilizado para coagular las proteínas de la leche y elaborar los productos mencionados. También se utilizan las bacterias para producir el vinagre con el que preparamos las ensaladas, así como los conocidos prebióticos, que son sustancias que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino, previniendo desequilibrios y aparición de enfermedades. Estos los encontramos principalmente en yogures con fibra.
En el campo de la medicina se utilizan bacterias para producir antibióticos, incluso para elaborar remedios como la insulina, indispensable en el tratamiento de la diabetes.
Se han realizado también pruebas en cierto tipo de cosméticos
antioxidantes y antiarrugas, mejorando sus componentes con cierta clase de bacterias, de lo que se han obtenido buenos resultados.
En términos generales, debemos saber que existen muchas más bacterias beneficiosas que dañinas para el ser humano y el ambiente, que su papel en nuestra salud es fundamental y que están presentes en prácticamente todos los componentes de nuestro entorno natural, incluyendo nuestro organismo.
Son
necesarias para nuestra vida, e incluso hay quienes afirman que la higiene excesiva puede ser perjudicial, puesto que se eliminan también las bacterias beneficiosas, haciendo que el cuerpo pierda capacidad de defensa o inmunidad.
Este último
punto no supone una elección entre oler bien o estar sano, simplemente buscar un equilibrio entre las dos cosas.