En un gran ensayo como lo es “Los románticos y el futuro”, William Ospina nos habla de cómo él asume el romanticismo y deja atrás la ignorancia de decir que el romanticismo es el amor y lo pasional aclarando que ello es un componente vital, y de este surgen los sentimientos, los cuales expresan los escritores de la naciente literatura que pensaría en lavida como su máximo exponente. William Ospina nos lleva a reflexionar al comparar como una postura nihilista que fue y ahora se está volviendo a retomarse por una sociedad materialista dejo atrás el sentir romántico, el cual nos plante él en su ensayo, que el romanticismo en su esencia es el esfuerzo por rescatar y superar la variable de un mundo que ha perdido el sentir y el humanismo. William Ospina juega con los modelos de pensamiento, pasando de la ilustración al empirismo y de este al racionalismo, estas tres líneas filosóficas crean un modelo de razón que aumentan el positivismo y se convierte en la bestia, el lobo y la arma más mortal para ser humano, el cual destruye el sentir, la pasión, lo humano y la vida misma, ese positivismo que lo expresa muy claro William Ospina,solo encarna lo que es material y utilitario, llevándonos a un mundo comercial donde todo se juaga con un papel moneda. “Ya lo sagrado no existe”, esta frase escrita por el autor y después argumentada con apocalípticos o mejor con proféticos fragmentos de celebres pensadores en la historia, donde expresaban su creer al futuro y el cual se hizo realidad, un mundo donde elhombre perdiera la emoción y el asombros asía las cosas más simples de la vida y nos dejamos llevar por lo racional, por el individualismo y egoísmo, el cual se convirtió en el opio de una sociedad, hasta elpunto de crear sociedades privadas, ya lo que debería ser un recurso de todos se convierte en la mina de oro de uno y la necesidad de otro. “El mundo se convirtió en algo ilusorio, sobre todo la poesía, la literatura y la filosofía”, William Ospina al escribir esto nos da a entender como la oralidad, el escribir por un sentido de la imaginación y el pensar más allá es ofuscado por la bestia positiva o mejor el humano utilitarista, el cual su oralidad ya no es para crear sino para dañar, donde la imaginación existe solo para vender y el pensar se hace inútil porque nos convertimos en esclavos de una sociedad donde si no seguimos lo establecido somos castigados. La refinación de lo salvaje ha hecho que ocultemos ese ser inhumano que nos hemos convertido y el autor lo expresa cuando nos da el ejemplo de una guerra justa y la necesidad de la igualdad como principio para nivelar la razón con los sentidos, este equilibrio sobresale en modelo humanista, el cual es dado por el romanticismo siendo este la salvación de una humanidad enmarcada por la publicidad y los medios comerciales, William Ospina termina con unaserie de
cuestiones de las cuales da a pensar sobre un fatalismo de la vida y de cómo nos iremos convirtiendo en seres utilitaristas y la vida dejara de ser el principio máximo de este mundo. “Los románticos han muerto”. Las Trampas del progreso William Ospina; escritor, novelista y ensayista colombiano se caracteriza por que sus obras se basan en general sobre la problemática de nuestro país comparando el pasado y presente, en el capítulo las ¨trampas del progreso¨ de su libro ¨ Es tarde para el hombre¨(1994) critica la modernidad y como el hombre afirma progreso sin realmente tenerlo. Ospina explica por qué el mundo no ha avanzado y como se actúa con ignorancia al analizar en el avance mundial. Comenzando con la ironía de Freud en la que piensa que la quema de sus libros era una señal de progreso, y la falsedad de su frase "¡Cuánto ha avanzado el mundo: en la Edad Media me habrían quemado a mí!" la cual dijo en el en el siglo XlX, época de guerra y tristeza como la quema de personas por el fascismo y la humillación y degradación de ideologías. La industria comenzaba a mejorar y las personas empezaron a pensar en progreso y en que algún día no habría más hacia donde mejorar. El hombre comienza a tener una idea de supremacía y perfección, comienza a ver los defectos de otros seres y a creerse mas más bello que ellos, opaca a los demás y destruye todo a su paso. Además de esto sigue creyendo que es el mejor ser sobre esta tierra y continua pensando que la supervivencia del más fuerte reina. El esfuerzo del hombre ha sido durante siglos diferenciarse del mundo con poder, pero todo ese poder no le alcanza ni para gobernarse a si mismo. Hace tiempo preguntarse si el hombre era el mejor era una total verdad, Ahora al pensar detenidamente se sabe que destruye, rivaliza, irrespeta y por sobre todo domina. Al pensar en la evolución la asociamos al progreso pero no es lo mismo, el saber no determina el progreso de la sociedad ya que no siempre se usa para bien, esto es claramente visto la naturaleza que es destruida día a día sin pensar en las consecuencias. La mentalidad moderna no solo supone que el hombre es un ser perfecto, sino también que el mundo debe girar en torno a él, las personas piensan que los recursos son inagotables y que toda de materia está hecha para ellos, gobernando todo lo que se cruza en su camino y eligiendo que esta está bien y que está mal, dañando todo a placer y hasta en ocasiones discriminándose a si mismo. La modernidad y la tecnología hacen pensar al hombre que se ha llegado al progreso, cada vez que surge algo nuevo como un auto o un computador de última generación el hombre siente el grito mayúsculo de
¨Bienvenido al progreso¨, o cuando una nueva moda sale y encadena juventudes y masas, ¿este es el dicho progreso? El hombre ya no es igual, la diversión ha cambiado ahora es dependiente de la tecnología y sus atroces aparatos, el desarrollo científico y tecnológico no significa en modo alguno, el desarrollo cultural y espiritual de la humanidad, sino que en la mayor parte de casos, sirve para la dominación, la explotación y la alienación del hombre. En conclusión: el mundo no ha avanzado, solo es una falsa ilusión, el sueño de progreso anunciado desde antiguo solo esta está dañando más la raza humana, y la búsqueda de la maravillosa modernidad se queda en algo insensible y monstruoso camuflado en el pensamiento actual y en las pruebas tecnológicas, evolución no es progreso y modernidad no es supremacía, solo el hombre con sus ganas tentación y lujuria, su afán de poseer y su afán de progresar. El Canto de la sirenas: (sedice canto de las sirtenas por que las sirenas se mostraban comio seres hermosos y sus cantos guiaban a los hombres a la muerte) habla sobre como los comerciales muestran todo lo bueno y nos crean necesidades donde no las hay, este capitulo dice que los comerciales nos dicen que si no usas este producto no vas a ser hermosa, que este producto es la solucion para tus males, etc, volviendonos cada vez mas materialistas y consumistas. La mirada de Hielo: En este texto se nos habla de que el hombre ha olvidado la esencia de lo humano, acerca del cambio trascendental por el que ha pasado la civilización, estamos implementando nuevas formas de tratar enfermedades dejando atrás la sensibilidad con la que nuestros antepasados efectuaban el proceso del mejoramiento de los males o enfermedades que era de una forma mas entregada al ser humano. También, habla acerca de las dificultades que pueden causar las entidades gubernamentales a las personas de bajos recursos con el hecho de mecanizar la salud, es decir, todo lo ha vuelto un negocio sin importar el cubrimiento de las necesidades a estas personas. Este texto se puede comparar con “CIEN AÑOS DE SOLEDAD” De Gabriel García Márquez Valoración Es verdad que nos estamos convirtiendo en seres insensibles ante las necesidades de otras personas, nos dejamos llevar por el materialismo, por las ansias de conseguir dinero sin importa a costa de que, en este caso, de la salud, minimizando las expectativas que se logren en las personas de escasos recursos solo preocupándonos por lo comercial y desechando lo humanitario.
El naufragio de metropolis: La ciudad y la urbe fueron erigidas como espacios que daban cuenta del progreso y del desarrollo, al menos eso era lo que se pensaba. ¿Cómo llegamos al estado caótico de esta mole gris y deshumanizada?,¿Cómo la construcción humana pasó a ser el más inhumano de los artificios? Estas cuestiones que tocan al mundo globalizado son tratadas por el escritor colombiano William Ospina en su ensayo El naufragio de Metrópolis. Allí en un panorama general describe el drama que vive la sociedad contemporánea y en especial el hombre, al considerar su orgullo razón válida para autoproclamarse rey del mundo; destruyendo todo lo que amenace su soberbio pensamiento y acabando incluso con sí mismo.
Se puede decir que se empezó a notar la decadencia del ser humano con las consecuencia traídas por la revolución industrial. La máquina empezó a remplazar al hombre, y este último se convirtió en un engranaje más del sistema social. El progreso que en el siglo de las luces y en el renacimiento se medía por la razón, será medido en el siglo XIX por el capital. En este sentido el hombre es una herramienta, es un objeto. Prueba de ello es la ciudad, fiel espejo de las condiciones de miseria y desamparo; aquellas que en el pasado reflejaban la belleza y el esplendor de sociedades que se esforzaban por alcanzar la verdadera sabiduría.
¿Acaso no ha existido siempre en las poblaciones el mal, la enfermedad, la ruina y la inmundicia? si, si lo han hecho. Pero desde los últimos siglos la prepotencia de la humanidad, expresada en sus gigantes metrópolis, demuestra la pérdida del espíritu y la esencia del hombre. La fe que la humanidad se tenía a sí misma ha sido opacada por sus mismas acciones. La sombra de los rascacielos ha llegado al corazón del sujeto, para alienarlo a merced de un sistema capitalista y consumista, que con la premisa del progreso, de la abundancia y la riqueza ha transformado los campos verdes en un gris panorama. Metrópolis ha naufragado porque habitaba en el sinsentido. Su sentimiento de superioridad ha logrado que entre los ciudadanos exista una fuerte indiferencia y desasosiego. Las personas existen, sí; más no viven con pasión, con conciencia, con interés. Están encerrados en una urna de cristal, creyéndose libres, mientras la frívola ciudad lo encierra. Aprisionado no de forma física, sino de manera mental. Los habitantes de la ciudad han despojado del mundo todo los sagrado. El hombre pasó a creer en el dios dinero y en el dios poder. Como dijo Nietzsche: “dios ha muerto”. Dándole paso al imperio del hombre, reinando sobre las
ciudades y creyendo que posee el dominio de cuanto su mirada logra abarcar. El hombre ni siquiera se posee a sí mismo.
Muchas voces predicen el derrumbe de las urbes. Tal parece que la ficción pasa lentamente al plano de la realidad. Ya no somos la cúspide de la pirámide, nunca lo fuimos. No somos los reyes del mundo. No somos los dueños de la naturaleza. Tal vez podemos girar el rumbo, tal vez no. Todo depende si hay un poco más de tiempo para que no se le haga tarde al hombre. Dice que en el cine muestran muchas peliculas donde el mundo o algnas ciudades son destruidas por sucesos naturales, por el hombre o por robots, y wiliam dice que antes lo veiamos como un ailucion pero ahora se ve como un presentimiento o como una revelacion, puesto que el mundo parece que ese fuera su unico final, el hombre se ha concentrado tanto en su riqueza, en el progreso que no le interesa ni le preocupa por el lugar donde vive, el hombre está destruyendo al mundo y se está destruyendo a el ismo tambien. Finaliza William Ospina con una arenga hacia la responsabilidad de América Latina, la América europea, heredera suya, más europea que los europeos de Europa, divididos internamente, y subdivididos nacionalmente. Pero la arenga conlleva, además de enaltecer la Amécira europea, también la crítica del eurocentrismo, la invitación a mirar más allá, al vasto mundo que nos rodea, quizás para no repetir los mismos errores. Ospina muestra el mestizaje y mulataje de América Latina durante siglos como el antídoto contra las barbaries intestinas que allí también cohabitan, y que, junto a la herencia recibida de la vieja Europa, y más aún de la España irracional, sirven de contraste al uniforme caminar del racionalismo, del progreso, del desarrollo, del evolucionismo mal entendido y peor aplicado. ¿Por qué es tarde para el hombre? Porque lo que hay que salvar no es al hombre. Acaso hay que derrocarlo, someterlo a las verdaderas fuerzas que gobiernan el mundo de la vida, despertarlo de su “sueño dogmático” y quitarle de una vez el cetro que a sí mismo se dio para afirmar su superioridad por encima de lo vivo y lo muerto, por encima de lo mortal y lo divino. Es tarde para el hombre, porque es: (…) algo mucho más grande lo que ahora debemos salvar