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El VALOR DEL TRABAJO PARA EL HOMBRE

“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento” Víctor Pauchet Para lograr entender el significado de esta frase es indispensable introducir y contextualizar sobre el termino “Trabajo”, según el artículo 5 del código sustantivo del trabajo este se define como “ Toda actividad humana libre, ya sea material o intelectual,

permanente

o

transitoria,

que

una persona

natural ejecuta

conscientemente al servicio de otra, y cualquiera que sea su finalidad, siempre que se efectúe en ejecución de un contrato de trabajo”. Para Marx (1867-1965) la definición de trabajo es un poco mas simple, el la define como “un acto que sucede entre el hombre y la naturaleza”, simplemente el hombre tiene capacidades que pone en función de la modificación de un entorno en el que se encuentra, además de esto si es necesario la persona puede cambiar su propia naturaleza si el contexto así lo exige; Habermas aporta un nuevo concepto sobre el trabajo mencionando que este hace parte esencial en la vida de los individuos, además de que este determina el lugar que ocupa la persona dentro de una sociedad, estas definiciones dan respuesta a la percepción del trabajo que se tenía anteriormente, actualmente el trabajo es percibido como una fuente de ingresos y de producción, además de ser una actividad fundamental y distintiva del hombre (MEDA.D.2007) Aunque en la actualidad se resalta la función económica del trabajo este cumple mas funciones importantes que vale la pena tener en cuenta, Marie Jahoda y Paul Lazarsfeld en un estudio realizado a personas desempleadas mencionan algunas de estas: ellos describen que el trabajo “impone una estructura temporal a la vida; crea os sociales fuera de la familia; da objetos que sobrepasan las ambiciones propias; define una identidad social y obliga a la acción”.

Además de estas funciones que claramente dejan ver esta ocupación de manera más amplia que solo como una retribución económica, esta investigación también permite concluir algunas cosas importantes sobre el trabajo, una de ellas es que por medio de este se adquieren los medios para vivir, es el lugar para demostrar las capacidades propias del individuo y es una oportunidad para la construcción de nuevas realizaciones (MEDA. D. 2007), Alonso Olea menciona que la persona pone todo su esfuerzo en el mismo, estas conclusiones resultan ser muy acordes con lo que menciona Hopenhayn diciendo que “los seres humanos no trabajan solo

por dinero”, además de esto están en una búsqueda constante de

sobrepasar aspiraciones a nivel físico e intelectual, socialmente buscan status social y demostrar impulsos creativos (ACKERMAN. M.2007), con estas ideas se puede determinar entonces que el fin económico del trabajo no es la única motivación de las personas. Con estas claras definiciones y características propuestas por los diferentes autores se puede resaltar que el trabajo tiene un gran significado para las personas, en este se puede ver a manera general al individuo, con capacidades, limitaciones, intereses, su forma de relacionarse, motivación, incluso en muchos casos el desempeño de la persona en su trabajo, permite ver cómo están sus relaciones con personas cercanas como la familia, cosas que suceden en el diario vivir y ocurren de manera espontanea y nos permiten definir claramente el perfil de la persona (OZAMIZ. J. 2006). Es entonces como en el lugar de trabajo con las experiencias a las que se enfrenta a diario, los cambios y las exigencias del mismo se va formando de alguna manera parte de la identidad de la persona (OZAMIZ.J.2006) y un rol significativo dentro del mismo. Ahora bien, desde los orígenes de la civilización, el trabajo ha figurado como eje estructurador de las sociedades alrededor de los sistemas de producción vigentes, aún en los más incipientes. Desde hace siglos presenciamos que el trabajo está ligado a la producción debido a las demandas de la producción económica.

El concepto de trabajo ha evolucionado incesantemente a través del tiempo como ya lo vimos. En numerosas sociedades, como en la Grecia clásica y en el feudalismo medieval de occidente, algunas de sus formas (como las tareas manuales), no solo fueron despreciadas, sino que además se delegaron, casi exclusivamente, a las denominadas "clases inferiores". Por el contrario, en la ya disuelta URSS, se promovió por todos los medios el reconocimiento del valor del trabajo manual, y con frecuencia se podía observar la consigna: "el trabajo es una cuestión de honor, de valentía y de heroísmo", con el fin de motivar a las masas para su aceptación y realización (Friedmann, G. y Naville, P.1997) En el transcurrir de la historia reciente, claramente pueden identificarse cuatro periodos en los cuales el trabajo y el proceso de producción han sufrido radicales transformaciones: sociedad preindustrial, Primera, Segunda y Tercera Revolución Industrial. Sin embargo, es de tener presente que los cambios resultantes de estos periodos, más allá de lo estrictamente "industrial", han impactado ampliamente sobre todos los ámbitos de la vida y en todos los puntos cardinales; y, antes que ser procesos abruptos, son el resultado de una sumatoria de hechos, inventos y descubrimientos que partieron la historia y nos siguen influenciado hasta hoy. (Ashton, T. 1996) La velocidad con la cual avanzan la ciencia y la tecnología de hoy, requiere que el trabajador moderno responda con la misma agilidad. Por ello, día a día, el mercado de trabajo exige personal cada vez más capacitado, flexible y polivalente, de manera que pueda asumir y responder a varias situaciones de diversa complejidad, sin circunscribirse a un solo puesto de trabajo. Autores como Kielhofner, Johnson, y Monfette (Harvey-Krefting, L. 2005) identifican para terapia ocupacional las posibles situaciones a enfrentar a partir de las tendencias del trabajo a nivel global. Como consecuencia de los avances tecnológicos, explican, cada vez resultará más difícil que la persona encuentre satisfacción en los roles productivos tradicionales, lo cual podría condicionar la creatividad, habilidades y destrezas en el trabajo.

El trabajo, también ha sido considerado como una construcción social, por lo que ha adquirido diferentes significados a lo largo de la historia humana: desde la consideración del mismo como castigo, obligación o maldición por parte de los antiguos griegos y romanos, hasta la centralidad que adopta en los escritos de Lutero y Calvino, como signo de salvación Estos significados han sido congruentes con los determinantes políticos, sociales, culturales, económicos y religiosos propios de cada cultura y época histórica. Pero, desde hace unas décadas el valor del trabajo parece haberse puesto en duda, y actualmente coexisten diferentes significados del trabajo que también vienen determinados por diferentes factores tanto de orden social, cultural, como político, así como por los propios “sub-universos” particulares de las personas. Algunos autores manifiestan que se está produciendo una mayor valorización de los aspectos expresivos e intrínsecos del trabajo en nuestras sociedades; otros, en cambio, señalan que se sigue manteniendo el predominio de una valoración instrumental del trabajo; y unos terceros mantienen una posición “apocalíptica”, esto es, la teoría de una sociedad sin trabajo. También se señala que aunque se estén produciendo cambios, existen diferencias en la orientación hacia el mismo en función de características y factores situacionales y personales, tales como el sexo, la edad, el nivel educativo, y algunos aspectos laborales, o en función de variables más sociológicas y culturales como la sociedad de origen, el lugar de procedencia (rural o urbano) o la clase social. (Saavedra, M.2000) Otra perspectiva mantiene la no existencia de diferencias, o que estas son irrelevantes, manifestando que se da una homogeneización de valores laborales (y humanos en general) en las sociedades actuales. En suma, el valor del trabajo experimentará diferentes matices dependiendo de las características del individuo, de la naturaleza del trabajo, del contexto socioeconómico y de las representaciones sociales acerca del trabajo en un momento determinado.

La terapia ocupacional, desde sus mismos orígenes y paralela a su evolución, guarda estrecha relación y fidelidad con el concepto de trabajo y con el abordaje del mismo como derivación de su objeto de estudio disciplinar. Dos de las primeras definiciones de terapia ocupacional, las cuales incluyen ideas como: "terapia de trabajo activo" (Simon) y "ciencia de organizar el trabajo para inválidos" (Marshall, E.1995), evidencian la importancia del trabajo como factor denominador de la profesión, aún cuando la perspectiva de su concepción sea de características eminentemente clínicas, coincidentes con el enfoque predominante para la época -primeras décadas del siglo XX-. Para 1940, Neustadt (Marshall, E.1995) propone el trabajo como hábito en la existencia de la persona, que determina no solo su estilo de vida, sino también su satisfacción y estatus social. Esta definición amplía el concepto inicial de trabajo, involucrando ahora componentes personales (motivacionales, comportamentales), así como sociales, superando claramente las restricciones que en estos aspectos presenta el modelo médico. A partir de 1966, demandas de tipo económico y cultural fortalecieron el papel del terapeuta

ocupacional

en

el

sector

trabajo,

ya

que

los

procesos

de

industrialización, automatización y urbanización perfilaron un profesional capaz de abordar el bienestar laboral de la población trabajadora, principalmente en lo que se refería a potencializar la productividad en la industria (Marshall, E.1995). Conceptos actuales, plantean el trabajo como la actividad con fines de producción o recompensa o aquella que sin ser asalariada contribuye a la subsistencia y producción. Generalmente se encuentra limitado por tiempo y espacio" (Hopkins, H. Smith, H.1998).). También como todas "aquellas actividades productivas, remuneradas o no remuneradas, cuya realización por parte de la persona no es opcional, sino que exige de ella cumplimiento de tiempos y normas de ejecución, y que se distingue por su contribución a sí mismo, a otros seres humanos y al progreso social" (Trujillo A. 2002). Desde esta perspectiva, el trabajo se configura como eje del desempeño ocupacional, hasta el punto de ser asumido como

indicador o "meta que expresa el éxito de los procedimientos de terapia ocupacional". Teniendo en cuenta que el centro de estudio de los Terapeutas Ocupacionales es la ocupación dentro de las cuales se encuentra el trabajo y que para una persona participar en la misma es sinónimo de bienestar, podemos concluir que como profesionales en esta área es de vital importancia brindar las estrategias que sean necesarias para que el ser humano halle un significado a su ocupación y se sienta productivo y realizado en la misma, lo cual provea un desempeño mas optimo. Uno de los factores determinantes para que el individuo encuentre significado en su ocupación es la motivación, la cual se puede ver afectada por varias razones; por que el trabajo que se realiza a persona no es de su interés y no encuentra satisfacción,

por las exigencias del trabajo, la cuales pueden ser más altas

comparadas con las capacidades de la persona o viceversa, el trabajo puede verse afectado por factores externos: problemáticas con la familia, enfermedad, etc. Es entonces por esta razón por la que se trabaja directamente con la persona fortaleciendo habilidades si es necesario, haciendo evaluaciones sobre intereses y sobre su rol en el trabajo con el que se puede determinar si su motivación se está viendo afectada, si es necesario y si es posible se puede orientar para el cambio de trabajo explorando otros intereses y destrezas. Para Terapia Ocupacional el análisis del trabajo es ante todo un método de conocimiento sobre el funcionamiento real de las situaciones de trabajo. La intervención del terapeuta ocupacional en este sector, se basa en la evaluación de condiciones, riesgos y factores del puesto de trabajo o ambiente laboral, que interrumpen, disminuyen o vulneran el curso del desempeño ocupacional y las satisfacciones que este genera en términos de productividad, independencia, autoestima y participación social.

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