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A MODO DE EXPLICACIÓN Si endo repórter policial del diario Critica, en el año 1927, tuve, una mañana del mes de septiembre, que hacer una crón ica del suicidio de una sirvienta española, soltera, de veinte años de eda d. que ,e mató arrojándose bajo l as rued as de un tranvía que pasaba frente a la puerta de la casa d onde trabaj,ba. a las cinco de la madrugada, Ll egué al lugar del hecho cuando el cuerpo despeda zado había sido retirado de allí. Posiblemente no le hubiera dado ninguna importancia al suceso (en aquella época veía cadáveres casi todos los días) si investigaciones que efectué po,teriormente en la casa de la suicida n o me hubieran pro porcionado dos detalles singulares. l\le manifestó la dueña de casa Que la noche en que la sirvienta maduró su suicidio, la criada no durmió. Un examen ocular de la cama de la criada permitió es· tablecer que la sirvien ta 110 se h abía acostado', suponié ndose con , todo fundam ento (TUe elIa pasó la noche s ent~da en su b aúl de inmigrante . (Hacía un año que había llegado de EspañA). Al salir la criada a la calle para arrojarse bajo el tran vla se olvidó de apagar la luz. La mma de estos deta Iles simples me produjo una im presión profunda, Durante meses y meses caminé teniendo ante los ojos él espectáculo de una pobre much acha triste, que sentada a Id orilla de un baúl. en un cuartujo de paredes encaladas, pien sa en su destino s in espernnza, al amarillo resplandor de una lamparita de veinticinco bujías , De em obsesión, que llegó a tener caracteres dolorosos, nació esta obra, que posiblemente nunca hubiera escrHo de no haber mediado Leónidas Barletta,
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Cuando Barletta organizó el Teatro del Pueblo me pidió que colaborara con él escribiendo una obra para su empresa, en la cual no creía nadie, incluso yo; pero, a pesar de todo, un día me puse a trabajar en ella sin la menor es peranza de éxito. El estreno, las representaciones (alcanzan a treinta). lo rual es un fenómeno en un teatro de arte como el de Bar lelta. me han convencido de que ,¡ técnicamente no he cons truÍdo una obra perfecta, la dosis de humanidad y piedad que hay en ella llega al público . Conrnoviéndolo por la pu reza de su intención.
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Roberto
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PRÓLOGO
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Z ona astral donde la ima.ginación de los llOmbres fabrica con línoos de fu erzas los fantasmas que los DECORACIÓN. -
a.cosan O rec:rpctn en s.u s SHcños. r-larco de caverna, más allá del cual se dislin¡:¡ue una
tlanurude cobre blúquead.a por monfartas. Cambiantes l lLceS vioietas le pre"tan al panorama la s-equ
ele
lo s escenarios
de
fantasmagoría.
Conciliábulo de fantasmas pueriles e ingenlLos. ROCAMROLE. En 1" es lampa que lo pr""entan los gra bados de madera de las prime""s ediciones Maueci que apa recieron en B",.ccbna. Tubo 9"is. jaquel neg''o, pant'llón a cuadros ""drinos y blancos. prendido sobre el empei ne del pie ' por trabillas que cruzan bajo la suela del calzaJo. Látigo de cochero d e "un to bajo ,,( sobaco. Esta ar/'itrarieelad explica la ima{¡inactón del ilustrador de crOmOS populares en Barce lona. El pfcaro puede ,<'r confundido CO'n un empLeaelo de segr¡ros, de pompas fú,n el>res o ele asuntos judiciales. Repre S'eTlta cuarenta años. HOMBRE CÚBICO. - T ronco ele Nldera cúbica con dos paralelógrarnos por piernas. Un triángulo equilátero sustitu ye La col.>"za. Carece ele brazos como to·Jas las ,. .tmcluras que ideiln los inventores ele homúnculos y 11Om[,res mecá nicos. REINA BIZANTINA. Veinte aftos. Insignifican te, a seme . jonza de Las reinas de Carnaval. Traje coludo en rojo mayor, y en La cab~w un chirimbolo d e carey ·escarlata que es atribu to de las monarquías de came;tolendas. e innumerab/.es len tejuelas, s1m bolo ele los esp le""do",,s ele las reyecías . CALAN, - Pinta cínica: smoking y gardenia en el' ojal. Bigotuelos de pederasta y enjundia ele cómico ele la legua. DEJl.lONIO. Un truhán con capa me fistofélica COmo todos los diablejos de circo, cejas regLamentariru el/? arco, calzCUl rO
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pantuflas n egras. más <2'TICOi'VC1Jrlas que la proa de una piragua. Pana de estopa roja y gesto desaforado. ¡as y
ESCENA ÚNICA ROCAMBOLE. - (Entrando por el cost(do dereclto). Ano chece. HOMBRE CÚBICO. (ldem por el lado izqUierdo). Yo no me puedo sentar. Mi padre se olvidó de ponerme bisagras en la s piernas. ROCAMBOLE. (Sentándose en un peña.sco). Llega la hora de trabajar. REINA BIZANTINA. - En días como ho y. cuando era per sona humana . me dolía el h ígado. ¿Quién diría que pasaría lue go a se r con structurn de sueños? ROCAMllOLE. - . No; los constructores son ell os, los hom bres. GALÁN. - (Incorporándose al grupo al tiempo que se lim pia los zapatos cnn u n golpe de pnñudo). Somos los [an tas fa s de sus sueños. DEMONIO. - (Que se 110. sentado silenciosamente). IEx prése , e con más propiedad] Somos los protagonistas de sus sueños. ROCA1-tBOLE. - No está bien esa definición. ¡Represen tamos los des eo s del hombre] DEl'IONIO. - Existimos sin forma. como nubes. D e pron to el deseo de !ln hombre nos atrapa y no' imprim e su [alma. HOM BRF CÚBICO. - E,toy confundido. REINA BIZANTINA. - Usted nos confunde. DEMorúo. - Yo me entiendo. GALÁN. - ¿y qué nos importa que usted se entienda. si no 10 ente.ndemos nosotros? HOMBRE CÚBICO. A ver. ... déjenme a mi. que soy de origen puramente cientíFico. REINA BIZANTINA. - Ahora me explico >TI f"rma grotesca. GALÁN. INo es corredo e, o, señora 1 Es lo mismo que si el Hombre Cúbico le dijera a usted que es un ma marrarho. H01-IBRE CÚBICO. - Nosotros somos eje. de. fuerza.
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ROCAMBOLE. - Eso .. . . ejes de fuerza como este mango de látigo ... HOl'lBRE CÚBICO. - En tomo de estos ejes como en tomo de este mango de látig~ se acumulan los sueños de los hom bres. De manera que el eje se conserva independiente de su lorma . como el vino del barril ... GALÁN. - Muy bien por el hombre caldera ... HOMBRE CÚ¡j,CO. - Si yo tuvi era brazos le daba a usted una lección.
ROCAMBOLE. - Eso les pas a a ustedes. que son apren dices de fantasmas. pero yo wy Rccambole desde que tengo uso de inteligencia. DEMONlO. - i Qué gracia 1. .. También a usted lo labricó la imaginación de un novelista. . GALÁN. - De cualquier modo, el hombre es esclavo de su su eño ... E s decir. esclavo nuestro. Así. yo antes de hacer este papel de galán hice el de pirata mel ancó lico y degolla dor. Fué un chico que d e, pués se · suicidó porque la hija de la c.arbonera . que era ,:;u vecina, no quería es'caparse con él
en una barca de oro. Así decía el chico. ROCAMBOLE..- Si empezamos a contar lo que dijeron los chicos y lo que cada uno ha sido. es historia d e nunca acabar ... HOMBRE CÚBICO. - ¿Ya mí no me encuentran absurdo'l ¿ A que no adivinan quién me imaginó asi? REINA B,ZANTINA. - Algún ca lderero loco. HOl'IBRE CÚBICO. - Me ofende que me trate así. No. no es un calderero mi pi'\dre. no, sino un geómetra. Quiere inventar un aparato d e buzo que resista todas las presiones submarinas. Ayer. para no ir más lejOS, me convirtió la ca
beza en una elíptica , después en el parale!ó gramo de fuerzas. hasta que por fin me la rgó con este trián gulo por cráneo. DEMONIO. - Es desagradable semejante calabaza. HOMBRE CÚBICO. - Y vaya a saber en qué termina ... GALÁN. - Realmente uno hace todos los papel es. REINA BIZANTINA. - Igual que los artistas ... DEMONIO. - Que un día son porteros ... ROCAM LlOLE. - Y otro generales . . . GALÁN. - O emperadores .. .
HOMBRE CÚBICO. - Sin embargo, da gusto oÍroe ha blar ... REI NA BIZANTINA. - Si por mi fuera me pasaría el santo día y 'a noche charlando. GALÁN. - (A la' Reina Bizantina). Usted como de cos lumbre . .. REINA B IZANTIN A. - - SÍ, a visitarlo a mi corre.dor de sar din a s . . . CAL,' N. - i Oh . el hombre ... , el homhre ! . .. REINA B'7ANTlNA. - Camina todo el dia. Sus b otines parece n los del Judío Errante. Con su sombrero se podría ¡flstf'lnr unA Q'l'ase:rlf\.
do el jefe
Y ". -te d e ~P\.fTapfldf) . em e I·iemblp\. cuan
le hAce una observación. por la noche sueña que
es ernlJe.rador d e Biz¡:,n c fo. T~OCAMf\OLE. - Debe ser ~n tret e nido.
REI NA BIZANTINA. - Es tri, te y fantás tico. Unas veces se imagina que le h ece la guerra a los reyes de Europa . otras que. .. . DEMONlO. - (Al Gdán) . ¿y usted continúa con esa · ?· . . . ehICñ. REIl"A Br~AN TI NA. ¿y
nnto cru e no Cfuf'da conForme I' i no r"'P fl:rrod i )lo anh" plf¡,¡. F"p.... se (rne v ive en un enarto ¡.... f..,.,.. .......
l .....
Al . . . . . . "''''J1tArme rleh . . dp ""~rre r¡o~T;:>f'1("ntf'riaIT1 e J"l~'" FI~l : (d"'rla
m a ) .. Amo fA '". i r ',f>ndo pcnnitirá s que mi s labios cubran tus 1, hio.' d e h~,o s 7" T
1,
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]-lOMBRE C ÚI\¡CO. - 101,1 ... ¡Oh 1. . . ROCAi'Ie OLE. - ¿ Por qué ese di,fonn e h ace ¡ oh!. [oh! ... 7 GALÁN. - Después I ~ digo : "Querida mía . tu indife ren ci n me hiela el almn; deja que te estreche contra mi p echo". HOMBRE CÚBICO. - 10h! ... iOh l ... ROCi\MUOLE. - ¿ Por q ué d ia b'os hace ioh!, 1oh!. .. 7 HOMBRE CÚBICO. - f'.1e gustaría estar en el papel del 140
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Ga¡án . Es más divertido que pasarse las horas con un geu '1 . 1 é eL. me tr a {mD REINA B IZANTI NA. - Déjense de Interrumpir u stedes . . , (Al Galán). ¿ Y ella qué dice? GALÁ N. -
Se.
re tue rce
las
manos
y
me ~up!i ca que me
retire. que la madre me puede ver. y l o curioso es que es huérfana; pero ella h"ce más sabosa a la comedia diciéndome: "Querido. anda . ándnte antes que mamá n os sorprenda ... "
DEMONIO. - Interesante.. . ¿y usted qué le contesta? GALAN. - A l llegar a este punto, yo ya no tengo que contesta rle nada. sino tomB da dulcemente d e 1" cintura y . .. HOMBRE CÚBICO. - IOh1. .. i Oh!. .. i O h 1. .. (E, tos jah! son alaridos (( hora ). Yo quiero h acer el papel d e Ga lá n , aunque sea con una jorobada ...
REINA BIZANTINA. - (Al fiombre Cúbico). iQué fogoso es usted r . .. Sosiéguese, h ombre. DEMON'O. - IJar iJa!. .. ROCAMllOLE. Ca!dera parece nuevo en n egocios de imagil1adón ...
GALÁN. _. Le rega lo el papel .. . Ho~wRE Cúnlco. - Sí. hace poco que soy fantasma . . . ROCM.tBOLE. - Ya se acostumbrará. Aquí, CO;110 usted me ve, con est" ~a l era cochambrosa y polainas indecentes, he h ec ho el papel de marqués y figuro en una novela de cuarenta tomos. REINA B IZANTINA. - ¿Cuarent" tomos, ,eñor Rocambo!e? Roc.'MnoLE. - (QuUándose el sombrero). Ni uno más ni uno menos, que los ~scr'Íbió el muy in signe sel'lor Ponson du T errai J. DEMONIO. - i Cusrcnta tomos! ... GALÁN. -- ¿y usted es siempre el persona je? .. ROCA}\'[BOLE. Soy !;iempre e! mismo per.::o naje a través de d istin tos nomb res . Una vez me llamo el Hombre Gris , otra el ¡Vlarqués de C h ame",. otras ... H OMBRE CÚBICO. iAs i sí que da gu sto ser perso naje!. .. ROCAMOOLE. - Y le he hech o ganar millates y millares de francos a mi patrón. el ilu stre , eñor Ponson du Terrai!. HOMBRE CÚB ICO. - j Cuarenta t ornos ¡ . ..
141
ROCAMBOLE. - Que ha n leido todas las te~Jef"S , mo~ distil'as y planchadoras del mundo : .. D EI''iONlo. - ¿y usted señor Rocambole, sigue Ilel a' su • . t a,? . . . SltVlen ROCAMBOLE. -
No merece ser sirvienta, sino gran se
ñora .. . REINA B,ZANT,NA. - i Qué honor para ella T..• RocAJVlOoLE. "- ¡Vji pape! es fácil y simpático . aunque ustedes duden . .. HO~IBRI' Cúmco. "- ¡Cómo no l e vamos a creer 'al per sonaje de cuarenta {-omos ~ ROCAMBOLE. - Los hombres tien e una simpatía desco munal por los pi ll etes y bribones ... GAL,\N . . _ . Posiblemente porque en cada hombre h ay un pillete .. , REINA B,ZANTINA. - Eso cae de bien como aceite a la ensal ada . DEMONIO. - O anillo al dedo .. . GALÁN. -- ¿ y su pape l cuál es? ROCAMBOLE. - Cuando ia sirvienta , e acuesta. ca n sada de trabaiar todo el d ía . yo me acerco y le digo: "Señorita. soy e l H ombre de Negocios; ven go a comunicarle que ha h eredado treinta millones" . REINA B,ZANTINA. - ¿ Cuánto? ROCAMaOLE. - Me equivoqué. Son trescien tos millones. HOJVIBRE CÚBICO. - ¡Pero es una barbarid,d! ¿Por qué trescientos millones 7 ¿No podrían ser treinta mil pesos? ROCAMBOLE. - Si un ciudadano, pudiendo soñar que h e reda trescientos millone" se imagina que h ereda treinta mil pesos. merece que lo fusilen por la espa lda. CALAN. (Al fi ambre Cúbico). i Había sido taca ño usted . Ca ldera! Economiza .ha sta en los sueños ... REINA B,ZANT1NA. - (Dip lomá tica). No está acostumbra do a soñar el amigo Caldera. HOMB RE CÚBICO. "- Yo no quiero que me llamen Cal dera .. . REINA B,ZANTINA. - Bueno , no se enoje; lo ll amaremos Querubín. HONBRE CÚBICO. - Ve, ese nombre me gusta .. ,
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DEMONIO, - E n cambio. mi hombr e es un ct.i quil in de catorce años , El también , como los hombres d e u stedes. me llama an tes de dormir: Soy su demonio. Me lla ma así. su "demonio". Estcy obligado a· presentarme iodas las n oches y decirle: "Soy Lucifer; puedo concederte tod os los poderes de la ti erra , El eg í. q ué preferís ser: ¿ el hombre más lindo d e l mundo, el más fu erte. el más sébio. el más ri co ?" Y mi muchac hito se convierte una noche en el chi co má s ruerle. otra en el más sabio . . . Creo . que esta noche qui ere vencer a Ton)' C anzon eri en e l primer round, y por knock-out. .. GAUí. N. - (Pensolivomenle), El hombre . " (Camina p o r el estrado y s o ¡,,,. tu. roto desele un extremo a los otros), ¿Qué me dicen u sted es del h om6re? .. REINA B,ZANT,NA, - E s inrinilamnte trisle,., DEMONIO, - Dios le ha d a do un a lma cambi ante como el maL" R OCAM IlO LE. _ . I3uscn el suFrimiento : eso es evidente. HOM BR E Cú mco, - Más ; busca la feli ci da d " , REI NA BIZANTi NA, - He visto hombres terribles: e3taban entre Dios y la b estia. D U. I ON IO. C onvengamos que casi siempre están más cerca d e las b esti as que de Dios. ¿eh? GALÁ.N, - S í ; no todas las vece s es agradable ser ins !rum ~ n to de la imaginaci ón d e los hombres, ROCAi\'lBOLE. A mí francamente me gusta tomarme en serio. !-JOiVIBRE CÚBICO, - ¿Qué quiere decir con eso? ROCAiVlROLL - Que cuando hago el personaje de al gún drama , me gm ta sufrir y soña r como si fuera hombre d e carne y hueso en vez de fantasma. REINA BIZANTI NA, - ¿De modo que si usted pudi era con cederl e trescielltos millones a la sirvienta se los facilitaría? ROCAiVlSOLE. - C la ro, ¿Se imaginan mtedes lo que sig nifican trescientos mill ones electivos, conta ntes y sona ntes 7 ¿Trescientos millones en bill etes de a cien pesos ? Diez bille tes form 2n un espesor de un mil í m e ~ro. HOi'IBRE C ÚBICO, - Está hecho el cá lculo: se formaría una columna de trescientos metros de altura ,
,,' por \_, "'d ' deCl 't ( "·{,\ L \N . ~ - '\i ''1uy .IJ~en U: era , q tuero
po r
Q ' ue
rubín,
E so .. '
ROCAM ROLE. -
Un
pilar alto
como
la
torre
de;
EiffeI, . . ¿ Se im a ginan u stedes un a sirvien ta con tal canti· d , d d e dinero 7 ( JA LÁN . - S i ("1 ho mb re supiera que t odo lo efUe sue ñ a que d a impre so en e s ~a z ona a str¿Jl, se espantaría. N o pod ría creer en e-l poder d e su i mag< ¡ ~,«d ón. ROCAlIvU30LE. Yo Cf(-' O que hqy h omh res cuya im a g'jn a
ción
frbrj ca
mundos y In.'. rr1. nnidades en lo s espacios . HOM BR E CÚB! CO. S i es co"w u sted dice . tamb ién de,
b en ('.':ear r,)o n stru.os es p el uz nantes . ..
Es me jor no habtar d e esos a suntos. , .
DEl.lON10. -
S í. po!que a m í ::;e n,e pone la piel d e ga :lin a , .. U n a vez di stin guí a un monstruo galop ar en RUNA BIZA!' Tl NA. -
1RS
<" ~ LIn I €.J
Ia s . . .
GA L.~N. nos v ería ...
Sl
e1 ho mbre tuvie ra la vista m á s sensible
ROU M EOL E. -
iQ"é simple es 'u sted l C laro (jue nos
ven . E l hombre (rue jo íma ¡:;'nó a u sted l o ve a usted . .. Sí nosotr os $om os hij os de su fanta si8 .
L o que ,!u ería dee;, es que todes 10$ hom hre s nos v ería n ccm o v~'n a ios pájaros y a las nubes, . . ROCAH n OL E. -- .L\Ig ú n dja n os v erán. J:-fO!'-1B R E C {¡ mco. - ' S.i eso ocurre, lo s hombres no se
GAL.o.N. -
atreverá n a p ensar ... DEMONIO. -
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¡Muv bien por Calderal iEs todo un
lósofo !
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HO'lBR E CÚBICO, -
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qu e m e llamen Caldc,". I"Jo; ocurr irá q ue los seres -h uma nos en vez de p ensa r mon ~ tru o!;i dR des ca vi larán CO,SDS lindas . . . .' -" (iALAN. - (Ll.evánc!ose L-a m.ano a la· orcjo ), S iento qu e REI N A BIZAN TINA. -
llaman ... L iNA voz
¿D6nde estás, r:nÍ reina? REI NA BIZAN T IN A. (rvl0 V~2Ildo d.e3a.!entad amente lH'az() s). Ya voy. mi au gusto esposo ... (S ede) . R EMOTA . -
ROC." HBOLE . -
144
los
¡vIoldito sea. ¿Dónde de jé mi lá tigo 7
UNA VOz. - Te esto)" esperando, amor ... Ven : a;f¡ot .. . Vení. C."LÁN. - Es la contrahecha y el diablo . .. ¡Ma ldita oea mi suerte! (Sale). TERCERA voz DISTANTE. - Quiero ser el hombre lindo d el mundo. D EMONIO. -- Mi chico. Voy vol ando. (Sale). OTRA voz LE.JANA. - R ocambole . . . ¿Dónde es tás, H om b re Gris? R OCAM BOLE. - (Enfútico ). Ya va el gran criminal. Ya va, p ero va arrepentido de sus crímenes ... (S ale). H OMBRE CÚBICO. - (D eso lado en las semitini eblas). E sta noche mi geómetra no me ll ama. ¿Qu é hago si ,e olvida de mí? Me dejará revestido de esta forma absurda. iY la cara qu e muestra la lun a! ... (S e apoya en una roca). ¿Qué hago sin br'lzos y con esta catadura interplanetaria? (El H ombre Cúbi co empieza a sollozar co n mugidos a tra vés de la corne ulla ele su boca. Una lun.a gris como un. huevo de av es truz lo guiña un ojo al {"'nto che en la desolación de. la n oche astral. UNA voz LEJANA. ·- ¿Dónde estás. b ribón lciangulnr? .. HOMBRE C ÚBICO. - (S dtando). Gracias a Dios que no se olvidó de mí ... (Sale bamboleándose parcddo (L un mons truo marciano).
TELON
145
PERSONAJES
(Por order. de aparición)
ROCAMBOLE
HOMBRE C Ú B:CO REINA BIZANTiNA
GALÁN
DEMONIO SIRV1ENTA'
rVluERTE j'VTARlNERO CAPIT.\N A7UCENA GRlSE' DA
(V;cin
1')
(V;eja 2')
NIÑERA
J ACAy0
í'ENlCENTA
(Hija)
C'01vIPADR E VUl C"NO RUFIÁN
PONRADO
(Viejo)
P .H RON A
GALANr'To
Huo
DE L A P AT RONA
V oees - Etcétera
"
TREscr ENTOS M¡ LlONES PIEZA EN UN PRÓLOGO Y TRES ACTOS. EL PRIHERO
DIVIDIDO EN TRES CUADROS
E strenada por el T eatro del Pueblo,
e/ 17 de junio de /932.
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AcrO PRIHERO
CUADRO PRI ME RO Ctharlo d e serv icio. C a:mita d e una plaza: en tm áng ulo. ropero d e maelero blanca. un vela dor, un banquillo COJ1ltinero de tres pies. Al fo ro, puerta. Al costado de la puerta, un ven ¡<millo. El cuartujo, encalado de verde claro . ti ene deso lada perspectiva de po licromía de u na lWvcla de enh'egas, por Luis de Val. Durant e wnos segundos la es cena queda en silencio. Un rayo de luna entra cd cuarto, y ""molos se escuchan rechi " a mwn tos de tranvías)' un distant e final d e va ls al piano. Persorwje reol: SIRVIENTA. Mujer de veinticuatro años . Expresión dura o insole nte que de pronto se atemper.a en un aniñamiento volupl uOSQ de enst,eño barato. R ecuerda a Rina, el Angel de los A lpes o cualquier ofra pelandusca d"sUnada a enter necer el corazón ele est op a de las lect oras dra Caro lina lnver nizio o Pé rez Esmcl1-. P ersonajes de humo: LA MU ERT E. ROCAMB OLE , CAPIT.~N de trasatlántico, MA' RIN ER O, GALÁN, N,i{ ERA, L ACAYO co n patiNas, las amigas GRlSELDA y AzU CENA, C ENICIE NTA en pañales.
ESCENA 1 (Re costada en el lecho. con las manos bajo la nuca. guarda un momento de si /!encio ). S i yo fuera S IRVIEN TA.
-
rica e sto no me pasaría. (Pe rm.aneoe nuevanl2'¡n..te ·en silencio
y se re piten los z«mhidos de los tJ-anvías que pasan, todos los ruidos d e la noche <m 1" ciudad. La S¡¡-vien t<J se ha incorpo rado en la Cilma. y pe¡-manece sentada en la cabeoera del lecho tomándose ¡(];S rodillas con las manos). Digo que si fu era rica esto no me pasaría. (Se oye un ruido blando en el piso, y la Simienta envuelt a en una frazada,
díendo la lu:: .
se (,u.:'OrCQ al espG jo y se rn:ra,i. F sío y flaca y fe a. .. N¡ la muerte me querría . . . [U,.2qO
ESCENA TI De ¡u,nio
pulos
de
(t
la p r. .:3-i'ta se Je& ;Wend2, C0jc.a.ndo con escrú
alcah,[l eta.
la f"·}u€rte. Se cuhre la ca[,c'ZQ
C':> 11
1':'1.
pafw i.ón que torna más r:g ido y d uro su rosÍJ'o d ~ l'n ~!JS (Te yeso. con ojos clcs nivclcd 0s a le !a:"g::J de la nar: .::; t':Jc::Ü::C-:1. Urws ele lala y ojeras ele bet ún.
tvIUEnTE. -
¿Me llam a bas . que ri úhl? .. SIRVIENTA, (Fr<Jn re ol espe jo, to cándo se el TCS ¿:-O sir. vDl ver la cal'BZ!l). A a ui en llamo es a la vida. MUERTE. - (J)et·e n¡j,,, en m eelio Jel cuarto). T e reco mendaron comieras jamón d el d 'ublo y que te abri ¡r,ms. y. 'en camb io . como un a 'l ujuriosa te mj r.:l~ los d :enl"es en el es;;ejo. Además. ses d escortés : ¿ no rr:e oheces a : ien to ?
(La Si rv;enta Ol1lln::a h.as!n el taSur 8te, y {uejo p 31-m.a :l ~C2 se."ltacl" en la orilla ele él c:m las manos a:>oyaJos e" el C'.:'n l.;; " )' los codos e" las rodillas. M ira fr en~c " sí. La Mus.!e. d 8!2 niela, la observa ) MUERTE. T oda s u stedes son igua'es. Llar.litn a la Ml,erte y cuando ll efOo me reciben con cara la rga como sí r,'e h icieran un Favor. Todé:vía no he encontrado un a~ma pia dosa que me ofrezca un vaso de vino. SmvIENTA. - fVlás ti ene traza d e rufiana (!ue d e Muerte. D éj ere hanqui!a. Iv1uEnTE. - (Dogmática, atisb a en rededo r). Ves. eso te p ~sa por no come r jamón dd ¿ ir. bl o. Si pasearas en au~o móvi l y fu eras a la Opera en yez de echar snn g:e por la boca vend erías salu d, y la salud es un " ar'en cosa . ·h ij ;ta. Un a gran cosa. Por otra pade. continúas sIn cf:'ecerme asien to. SIRVIENTA. Soy sirvienta y no tengo más que un bi!n. quHo e n mi cuarto. ]\ ltJERTE. -- Tú hes ido a la escuda ¿ n o? · .c n ¡ a (r.Q .c.:'H.fVr
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¿Yen la escuela no te han enseñado a ser
l\1UEllTE. r t"'sy.: edu f) ga ro n
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mayores?
Si én tese en la cama , si quiere ... j\ ¡UER TE. Es que d c b~ ten er pu' gas tu cama. Ustedes fórnu las so n t ~J.O descuidadas ... S I RV i EN TA . En ton ces sié ntese e n el suelo. SI RV I EN TA. -
1[5
Yo no soy gitana pElra sentarme en el suelo.
f\l uERTE. SIRVIENTA.
-
Enton ces quédese parad a.
¡"·lUERTE. - (Siem p,e gimndo la cabeza y husmeando en ,,,.do,). C hiqui ta. ¡.sabés qu e sos m ol educada ? S' RV' ENTA. - D ios mío. usted más que la Muerte parece una pnr1'C'ra po r lo cha rl atana.
¡" ¡UERTE. - ¿ y qu ién te dice que no sea una parte ra ? ¿No h , ~o acaso sa lir de este mundo a lo s vivos para que enlren otros ? Ad emás. si es toy aq uí es porque me has lla mado. ¿O te crees que , ay sordaí Hace muc ho tiempo que me lI amás. Buen o. me re d icho : vamos a complace rl a a esta ' c hica. Y ac: ui estoy. hermosa . .. SIRVI ENTA. (Obs arucindok). ¡Q ué trazo horri b le!. .. j\IUWTE. - Queridi la . . . , yo tombién he sido joven. SIRVIEl'ó TA. -
f\luERT E. -
Es q ue yo no quiero morir. N o quiero.
Hágase tu vo :untad, pichona . La gente
mU Prt' en reali dad cuundo quiere mor ir. Q u :en tiene la vo
lunlad de vivir. vive. S e arrastra . pero vive. ¿No te has fija do. por ejemp lo, en e $OS viejos avaro s que agonizan años y a ño~ entre telarañ(1s? ..
S IRVIENTA. -
Bueno .. " hablaste demas iado.,. podés
irte ...
!"IU ERTE. -- (Acercándose co;eanclo). ¿ S abés qu e sos linda. chico "l (La Sirvient". al oír lo s pasos sordos de la Muer te, se pone viotentamente eLa pie, con el rostro rígido, la mi rudo clauada en el horizon.te ). Sos linda ... A ver ... son reí. (La Siru ie!1tCl mu er¡uea hipnoii=rLda). Ci erto que sos lin da ... ¿ Silbés que q uisiera verte desnud a? .. A ver ... (Hace s<,nta, a ta Sirvi enta en el banqUillo y le abre la frazada de modo qu e los senos quedan al d escubierto. La M uerte retro cc>de con movimientos de dromed ario y es tud ia a la m uchach-a como a n pi ntor (l !"U mode:o. LU'2g0 le señala el seno izquierdo a'ar[Janelo el brazo). ¡Qué lás tim a] ¡A llí está el tirabuzón 148
,
que te agujerea el pecho. Y sos linda ... Bueno, vos tenés la"cul p ... " IQuié~ te manda no comer jamó n del diablo! ISI te al,mentaras a e pollos asados no te pasaría eso! ¡y sos linda! (Menea la cabeza pensativam'mte). Si no trabaj "as de sirvienta podrías vivir un tiempo . (Confidencialmente) . ¿Po r qué no te busc8.s un v: e :o rico? Los y' ej os S'J(1 lujuriosos y cegatone<. Un vk jo te din ía jar.16n eL! d ·o bl ) . n o te q uede dud o. y te ll a marí a su p a l~r>ita. su t,erna pal or,t e. (S c· o". chan ¡res golpes en las tablas de la puerta. La M,,(! r(e s·o escurre p or un muro el e papel, y la Sirvien.ta. escalo friada.. cierra sobre su pecho la frazada. Golpoon otras tres ueees y
se abre la puerta), ESCENA III Entr'a Roca nt l,ole caracterizado COmo en el pI'ólog ~, con la diferencia que gas la gafas neara~ ele monedero falso y bo tas ·de con trnband!sta. A la espelcla, el látigo eterno ele pos u l'ón vonclcano. La Sirvi pntu. pcrman c<...-..e tnmóvll. Ro ca mb o le se deUene unos pnsos tres elln. ROCAMGOLE. - ¡Diab'os! H ace frío. (Saca una pipa del bohllo )' la eo ciende; luego avanza hasta La Sirvienta. y se para fr en/.e a el/e. ohseruándol" con detenimi en to de coc her~ que va a comprar n :t penco y que lo exan:in.a pravimnent e ) ¿Así que usted es la h :érfana? (Lá SiJ1Jienta no conlcs :a ), Disculpe que haya entrado sin esperar a que u sted me a briera. Soy el Hombre ele Negocios.,. SiRVIENTA. - ¿F h ?., R0C"" SOI.E. - Sov el Hombre Gris." Por otro nombre más terrible, Ro cambo le. (Se quHa l-cs gafas enreja.das y neo gros), Vea mis ojos qu emados por la pólvora cuand o quise esco. pürme del pres idio.
SIRV!ENTA. - (Saliendo ele su sopor). Usted en perso · na ... ¡Qué m¡nav-¡fJn1 . .. En algun as nrr~es me ll aman e ! ex pre sidiariQ. En otras el ex jefe del Club de S a tns . (I-l ace un gesto ele {,,,,toch e ,enlimenlal y l:beriario. Ileuándos" un pañ"olo l"briego a los ojos). Un ángel. la duquesa de Chamcry, me redimió . .. R OCAMBOLE. -
149
S my: r:l" TA. - Sí, v a saLiD. ... l Qué b ue nB. la dut:utsa. T.. , A r::í se me c~\ an bs~ ! t:.g~ ir:1as cuund e> leí, esa parte. Y u sted se c;ucdó per:.sa.!1 do en París. rOe;\M~o ' E. - Eso e3 v,,:dad COl7l0 la B;blia. Yo me cTc -'é !",F'Y"'¡::,':1r_d o en ' P8.. ;-Ís . Y cl,;:J,:"d ') cm á ngel ~e ~r e - tr e Hora
ror el d"sti,.,,,. de. un
S<3 n ,gre SOr:!
fan tasm~. el fantasm a cob:a vida. su
'
ag:ranas .. .
Srp.V~l-:':TA , -
i OT.~é "farol P :? fC . a ve"!". Déj ~'j:ne crue lo t o
ere.e. (S e (~ Cerco y le '!'J'~ lpa lo ¡:: !1.oii:bíOS ). Efer:t; va'mente, u sted ex ~ st~ . ¿Por qc¿ V2 tan. vestido a lél a nti :;u 3 ? .I-1oy se venden unifnrmes chófer y cocI: eros muy baratos .
ue
R OCAlvl nOLE. - Es la v ieja p iel del bandido, 3eño d ta . P ero t I h<"\n~~~do m urió redimido Dor u n á ngel, y que d a el
[-Io n:b-e Gris. Smv".oNTA. -Si. y " sé ... Yo lo [ dmi ro mtlc1, ~. L eí toda su vida cUG r c!') t... "b ~ i'clb a dp s"r~l f ~nta en la casn de una -r~· a: ~"· !"0. C'ue t(>~ía En h:jc h¡drocéfab. ·Po " ..... r- O'._E.. _i00.U,,", ~ t.,. ¡.. ~ .......... (' . s~ :.Li. Ft . I , ~~ /' ~~H> \. ... ( __,- .o ~¡ '. ~ .. . O ~" . nOf S-r.V: E:-¡TA. -l(' ~ n w!:"(>n.tf!. :f"' P1. <:.) S ce leí ...
rr)csn tbrré"'aDse map,..... ánimo ). L os e3cri~ b~ó el señor Ponson du Tei"raiJ. Muy noble señor ... SIP\I1El'~TA. - E so , .. pero yo n unca me puedo acordar d el "!"en ,do de ese señor. De la duquesa de Chamery. sí. J' n" ,-<'-'- "_ b"en0 ....l _ . u. T . PO C.\IVDO '
r::. -
PO" ". M~()! F..
-1 1" i'1" ffel C ",b,J~ rl" en "na m ujer .,.
,' ; rr.V' ENTA. -
T(!:~ b~é n me (cu erdo de B8 Cat?t ...
una ~erdub.r¡ :::L Pero tam -: 1;,; ..! ;"-': ,," e 'l, ",..~~ ™e D .C.1 ,_,-o ",e' ... ,' ._ (Í . T' '-- _' LiD V,-~ i" drr .,' u.e r~ , . . o a 1os 1.10 1-, lD , s. pa;a d '? d :ca:.-!."p a l a:- bp f'r:'.a~ ob:·as. P ero u sted nunca conoci ó un hOlYi bT€ 80bre el qu e h ub ier a.n escrito cu crenta to mos , ¿no es verdf!d ? (S(' pa se a enfálicaf!w n t e por le. pieza). Cuaren ta tom os. ¿ 1\10 es cierto que es u n honor 7 SmviENTA. - (Con a:.tm.:rr'.ció n ingenua). Y daro que es un honor, y h :..: n g::-unde. 1Cuarenta tomos I R8c A~moL E. ,- Es ío que yo d:go. Cua renta tonos. ¿U s ted sr.be que m e lee to de el m und o? S !RV! EN TA. Si viera todo lo que lloré cuando leía sus aventuras .. . P OCt-.!'. l ':', 'JI E. -
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150
f:' f :l
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y
si mi muy ncble patrón (vII.Je'lue a des cubrirs e), el señor Ponson du Terrad, no hubiera muerto, se escribe otros cuarenta tomos, ISe da cuenta! Y en vez de cuarenta hubieran sido ochenta tornos ... Entonces sí que mi felicidad habría sido completa. " i Ochenta tomosl ... Pero hay que conformarse, ¿ no le parece, señorita ! Todos los días nacen miles de personas y se mueren otras tantas y nadie escribe una línea sobre ellos. En cambio, sobre mí se han escrito cuarenta tomos. Dígame, ¿no I.e parece que tengo razón d e estar orgulloso? S'R"'F.NTA. - y bien orgulloso. " Si fuera yo no sé lo que haría ... ROCANBOL'E. -
ROCAM13 0L E. -
No es que yo sea vanidoso .. , peTO tam~
bién hicieron películas. SIRVIENTA. - Las vi. En series ... ROCAMBOLE. - No pusieron ni la décima p ar te d e los cuarenta lomos ... Lo que hay es que Jos empresarios de cine son unos ladrones ... ¿Usted no cree que es · la envidia? .. (Confidencialm en te). Hay mucha gente que me tiene envidia. (Lamentán.dose). ¿y por qué? .. ¿Quiere decirme por qué, señorita 7 Por que el muy noble ser,or Ponson du Terrai! (toma 'al quitarse el sombrero) escribió cuarenta tomos sobre mí. .. aunque a decir la verdad yo no he venido a hacer mi propio elogio aquÍ, no, sino para algo nlucho más importante. Usted ha recibido una herencia ... SIRVIENTA. - iUna herencia T••• ROCAi'lBOLE. - Sí. treinta millones ... SIR"'ENTA. - iTreinta millonesl ... ROCAMBOLE. - Me equivoqué... Queria decir .. . tres cientos millones . . . SIRVIENTA. - (Llevando las manos al pecho). lEs posi ble! . .. ¿Trescientos millones? ROCAMBOLE. - Con. cincuenta y tres centavos ... SlRVIENTA. - (Tambaleándose en la silla). Estoy marea da ... No sé ... ROCAMBOLE. - Pero usted ya no es la sirvienta, ¿me entiende? No. Usted es la huérfana. (Enfáticamente). La pobre huerfanita. La huérfana menesterosa.
I ,
I !
SIRVIENTA. - Es¡'o es demasiado. No lo resisto , señor ... ROCAMBOLE, - Hay que resistirlo. .. ¿ Qué haría enton ces si se escribieran cuarenta tomos sobre su vida? ¿ Cómo resistiría? He resistido yo.,. SIRVIENTA. - (Tímidamente). Es que trescientos millones no son cuarenta tomos ... ROCAMBOLE. ·- (Indignado). Señorita.,., por favor ... Usted no va a comparar la despreciable e innoble can'tidad de tresci entos mdJon es con cuarenta tomos. Trescientos mi llones los tiene cualquier salchichero enriquecido, cualquier tendero de N ueva Yorf<. cualquier a nalfabeto australiano, , .. pero cuarenta tomos .. " no m e indigne. señ orita", ¿Usted puede cita r algún hombre wbre el cual se hayan escrito cua renta tomos ? ¿ Puede citarlo? Contésteme, S,RV,ENTA. - N o, en verdad. ROC"MBOLE. - (SatisfecllO. respimndo) , Ya ve, , " no hay que confundir ... (Im perativo). Usted es la huérfa na, " Yo he descubierto al que le robó los trescientos millones ... y se los entrego a u s.ted; magn ánim amente le entrego trescientos mi llones con cincuenta y tres centavo s. (Descarga un bulto en ,,1 suelo). Y usted me firma recibo a hora . (Extrae un papel elel
bolsillo
)1
una
estiloc¡rúfica).
,
S,RVIENTA. - ¿ Firmar recibo 7 ROCAM DOLE. - Los principios son princlplOs, señorita. Hay que resp etarlos . Esta una operación comerci al. Yo le entregn a usted trescientos millono; y u sted me firma recibo. No salgamos después con que yo no le he entregado ... SIRVIENTA. -- Pero, señor.,.
ROCAMBOLE. - (Dogmático). Hay que respetar los prin
es
,
cipios. señorita. Firme ...
•
S,RV1ENTA. _. (Dichosamé'nte of<mdida). ¡Cómo no ... , cómo no le vaya firm al!... (Firma). ROCAMROLE. - (Ecllándos e el recil)oal bolsilla). Porque, usted sabe, nunca puede preverse lo que ocurre en la vida ...
, ~
..
(Suena el fim bre de servicio y la S irvienta sale. R ocam ¡,,,le se QSCW're por la puerta, y la escena queda por un im lant. vacia)
,
•
•
1 ,
•
r, "
,,
CUADRO SEGUNDO
.1
ESCENA 1
~ "
Lenla men!e la luz decreoe en el cuohitri l 'lasta conver tirse la. progresivf'l oscuridad en ffni c>blc:t cimeria na. Se escu.chan pasOS. e insensil)lemente una lllz uerdo~·!1 inun da el la habi tación, revelando "hora a la Sirvienta sentada a 1" orilla de
su camastro. Pero c! cuchitri l ha crecido, pl'Olongál1dos-e SU mUl'O en el puente de un trasatlétntico, co n amarilla c/'imenea ohlicua )1 las p[.umas de los guindlOs abier tas en (l[,.amico. Claridad anaranju¿" merla sohre la nave y la perspectiva (l/ateada y verdegay del océano quimérico. Un Marinam enlm a la zona de! puenle y dn decir esta boca eS mía depasita una hamaca. Luego mira el mar, y sa,!e. La Si/vien to lentomenle se desprende de su ensueño y auo,nza hndu lo. pa.sarelrz. de la nave, poniéndose una. mano 50 hre los ojo s a moclo de vis era para mirt1f el ho rizonte. La cria . da, enC{)gicÍa y tri sle , se ha transformado en una criatura
voluptuo,<, y e!ásUc(t que sonríe con delectación al paisaje 'tue la rodea,
l!vIPORT ANTE. - La Sirvienta en el t'ranscurso de toda la obr'a continúa vistiendo su guardapolvo de menes!r" la, y los personajes de humo afectarán no darse cuenta ¿,e ello,
ESCENA II Con andar (le gato so'apado se cue/a CL 1" eseenCl, tras la Sirvien/.a, el Capitán , E ste obsgrva un instante a la criada.
y d espués
sonríe con sonrisa fisgona.
CAPITM,. - ¿ Le gusfa el pr.'s~; e. señorita? (En la posi ción que están colocado. ambos el p~ isaie ss ¡nvisih le, pero ellos actúan como si Gstuviero allí ante sus ojos, presHgíándose
.:.;,
de este m"do la marav illa de fa imaginación creadora y el poder SOñador de la Sirvienta).
,
SIRVIENTA. - Qué curiosas esas calles que suben y bajan entre montañHas . CAPITÁN. - Se lla m an cerro s. Ese. a su izquierda , es el de San Andrés : el otro, por donde beja la fila de burros, el de San Antonio ... SI RVIENTA. - ¿y a quell a cúp ula d e oro? .. CAPITÁN. - De la catedral. Esas callecitas eran antes el <.-amino que I!evaba al pueblo de los gitanos... Por aquí anduvo un cómplice de Rocambole antes de que a Rocam bale lo salvara un ángel ... SIRVIENTA. - La duquesa de Chame ry ...
CAPITÁN. - Eso mismo.
SIRV1ENTA. - A h ora parece de fue go la montaña. iQué roja! CAPITÁN. - Un efecto d e sol. SIRVIENTA. - ¿ y ese camino tan 'blanco? CAPITÁ N. - No es ca mino. sino canal aban¿onado. Se ha llenado de lirios d e Agua. SIRVIENTA. - V ea si no parece de diamante esa cascada junto a los á rboles rojo s .. . C APITÁN. - Grana dos en flor. Es la estación. SIRVIENTA. - Yo sabía . perfectamente que eran grana dos . .. Pero no se lo d ije para d ejarl e a usted' ese gusto, Capitán. CAPIT ..\N. - i O ué curioso J SlRV1ENTA. - Se me ocurre que d ebe ser desabrido un viajero q ue no pretl unte n a da y 10 ,abe todo. Viajar sabiendo no tendría gracia. Y. además, ¿cómo luciría sus conOCImIen to, el capitán del barco? ¿No le parece? .. ¿y esa torre de } SI ' que n o se, . .. oro ?. . . . A tOra CAPIT,\N. -Mármol ama rillo. Pertenece al ca stillo de un grande de E sp a ña. S'RVIENTA. - i Qué curiosa la coincidencia, Capitán J C~P¡T.~N. -¿Qué coincidencia? SIRVIENTA. - Este pai saje es idéntico a uno que v i en "La Esfera". Me acuerdo perfectamente .
154
CAPITÁN. - iAh T.. ' La revista española ... Sí, efectiva. mente. ahora recuerdo yo también qu~. lo reproduj o. Ve . en aquel monte se dice que se reúnen los gitanos .
SIRVIENTA. - Se distingue bien a la pastora ...
CAPITÁN. - Y lo, corderitos. .
SIRVI ENTA. - El d e atrás es el pastor ...
CAPITÁN. - Sí. el que lleva la gaita . S,RVIENTA. - ¿y ese d e t,,, buco y faja colorada? CAPJTÁN. - D eh e ser un b , nd;do o un contrabandi sta . . . S ,RVIENTA. - i Q ué n otl:ble! De colorada que estaba la montaña se pone violeta.
CAPITÁN. -
E s debido a la puesta d e sol. . . ¿Usted
nunCFI v inió ?
SIRVIENTA. -
No. p~ro como hace poco recibí una he.
rencin d e "T~s r i eT!t-" s mi l{o nes . viajo ...
CAPITÁN. tabJ~ .. .
iTre'cientos millones ! Es una suma lespe·
rl fl ro ('u ~ 10 es . .. CAP IT ÁN. Co n r~zó-n ('fue yo me decía; "¿ 0uié n será ('sta seIloritn di stlo !:'u idR 0"tle v iaja con t::tnto lUjo 7" . .. Su ~ P"l" p,'0 que está co nform e de la atención del servicio aquí en el barco ... SIRVIENTA. - Sí. .. Las mucamas son muy buenas chi cas. CAPITÁN. - P erson a l seleccionado. Mi barco es como un templo. Los CAmareros son castos'y l as mucamas virtuosas. ¿ L e comida es d e Sil a grado 7 SIRVI EN TA. - Sí. .. Además. yo no me fijo mucho ... ~· !"! V!f'N TA.
-
C.~P ¡ T "N. - Cua ndo se tienen trescientos millones hay que fij a r~. e en todo. SlRVI ENTA. - ¿ Por qué? CAPITÁN. - i. Y p ara qué tencr trescientos . millones en· tonces? .. ¿No le pa rece ? Si no fu era así tan to d erecho tendría a fija rse y a tener pre :cnsiones el que no tiene un centa vo como el q ue es mul tirnillo nc,rio. como usted . (MiMndo en rod or). iQu é rápi do que ha salido la luna! SlRV: ENTA. - Es maravilloso. Las montañas parecen de plata. CAPITÁN. - ¿No distingue esa hoguera? ..
..,
~--- ---
•
SIRVIENTA. - Sí. lo más bien ... lPero qué n otable 1. .. Fíje se esas mujeres . .. CAPITÁN. - Bailan un bolero ... SIRVIENTA. - (Poniéndose las manos en las orejas). Se oyen las guitarras .. . CAPIT.'\N . F íjese cómo zapatea ese gitano . . . SIRVIENTA. - (Ca:v~ndo de rodillas). S el'\or. te d0Y las gTacia~ por haber pennitido que goce tam añas m rravil'as . .. . CAPITÁN. - ¿ Qué le pasa, señorita? (La Sirvienta se pone de pie). SIRVIENTA. - Estoy conmovida . C a pitán. ¡Ah . si usted supiera 1 Cuando yo vivía en Buenos Aires y no había reci- ' bido la h e re ncia. para di straerme iba a las estaciones ... Via ja ba en tren... Naturalmenle .... viajes cortos.... med;a hora . . . l'v1e parecerla que me iba muy lejos . .. no ,é adónde. T e nía Ia im T)Tc~ ión que el tren sólo pod ía pa rar e n una esta ción d onde hubier a casas en que todo el mundo era feliz ... CAPITÁN. -- Es muy instructivo viajar. . SfRV1ENTA . A mí no me interesa la in ~ trucció n . Me gusta el tren porque va (ejos ... y. ad emás , ¿ usted vió ese ,,,lar a carbonill. majad" que tienen las locomotoras? .. (Cambiando d-e tono).! Oh, qué lá stima, ya no se ve más l. hoguera 1. .. CAPITÁN: - Com ienza el desierto ahora. P ermHame que me ll ama el segundo. (Sale. [;0 Sirvienta se sienta en su
hamaca). ESCENA
1II
Aparece el, Garán caracteri:aJo como en el prólogo. So bre la h amaca de la Sirvienta cae un ci lindro de luz bknoa, {ría y lunar. GALÁN. - (De pie ¡,,"'fa Q la hamaca). Señorita ... , se ñorita . .. SIRVIENTA. - ¡Ah 1 E , u s ted ... CALV<. - (Le ntamente). Sí. soy yo .. " soy yo ...
(La Sirpienfa lo nlira (In instante, y
lu. ef:JO ~-es.u.e lve seguiT
el juego de la comedóa amorosa)
,
~
¡
.r:
S,RVIENTA. - ¡Ah!. .. Es usted ... , es usted ... GAL,\N. - ¿Me permite decirle que la amo? S,RV,ENTA. - (Con dub,ra irónica). ¿ No podría decír melo de otra manera? GALAN. -- (Sorf"Pnclido). ¿Por qué? SIRVIENTA. - (Siempre con su madito iTÓnico). Porque de esa manero se me han declarado varios dependientes de tienda. hlrmoci a y panndería. GALÁN. - JOh, no me compare}.' .. Usted desea que yo sea un escogiJo . SIRV IENTA. -
Sí .... un poco más t'xpresivo.
GALÁN. - ¿ Quiere que me arrodi'le? SIRV1ENTA. -- i Oh! ... No. es viejo y, además. se le mano charÍa~ lo> pante Iones. GALÁN. - ¿Enlonces quiere que finja el Galán m elan. cólico? SmV1ENTA. _. iHombre. "ué cluro d e entender es u sted! S i yo fuera homb re me vendría por detrás de la hamaca y, b esán dola fuertem ente a la muchacha que quisiera. le diría despacito; "Te q u iero mucho .... mucho ... " GALÁN. - ¡Oh! Entonces lo que usted pide es un pro ced imiento d e novela alemana ... SiRVIENTA. - (T em:inante ). No he leído nunca n ovelas alemanas. He leido "Rocambole". eue es bien l argo .... cua· renta tomos ... y nada más ... (El Galón calla y retrocede; la Sinli"nta cierra los oios )' el Galán , aceroondose de pun tillas. la loma por los maxilares y la besa en la boca). GALÁN. - Te q ui ero mucha .. . , mucho ... S,RV1ENTA. - (Con displicencia). No está del todo mal ... Yo también. dueño mío. (Se siente a la distancia el rugido del león arenero). SIRVIENTA. - ¡El león! . .. GA LÁN. - Ru ge de amor ... SIRVIENTA. - Igu a l que en el Jardín Zool ógico. GALÁN. - ¿Dónde queda eso? SIRVIENTA. - Allá ... en Buenos Aires ... Pero, hablan do d e todo un pocO .... ¿ as í que usted me ama? GALÁN. - L a amo desde que la vi en el comedor. Y me 157
'.
juré interiormente que sí u sted m e daba su mano la haría mi esposa ante Dios y los hombres. SJRV1ENTA. - ¿ Por qué n o habla de otTa manera? Si yo luera hombre me declararía en otra forma . . . GALÁN. - (M
., .~
.
bastante es túpido como g al án . ¿A quién se le o curre decirle R una mujer: iTe amor Eso se dice en el teatro ; en la rea·
lidad se proc ede de otra man era. En la rea .l¡d" d. cuando un hombre desea a una mujer, trata d e eng Eñarla. Lo creía m5.s inteligente. A nosotras l as mujeres nos gustan los deJacha. tados . . . ' ' GALÁN. SlRVIENTA.
como todas
Hay que vrVlr para ver ... y creer ... Sea positivo. Yo soy un a mujer positiva
mujeres no les gu-tan los prólogos en el amor. No , señor Galán . convénzase u5 ~ed . (lm· peraliva). Le voy a d ar una lección. Siéntese en esa hamaca. I 1. 5
mujf:'res. Y a
¡<'l B
(Eí Gal~ÓJf1 se si-enta ; la Sif'vienfa rc¡'¡-o cede, lueg o se acerO[!
in clinándos'e sohre él) . Buen o, ha ga d e cuenta que yo EO)' el homb re y usted la mujer. (Dice en l'OZ muy d :l.lce). Niña ... me gust;Hla estar como un ga tjt~ en tu re;;azo . (Se incli na bien sobre el homf)Te). Quisie ra que me convirtieras e n tu esd¿;vo. Quisiera eocannIInrme por vos. '. Bueno, ahora haga
·1
I!
nsted 1" que C[uiera , pero compréndame. (El Galán de ja su asiento; lo ocupa la Sirvien.ta). G ALÁN. - ¿ No se da cuenta que una p ersona decente no puede hacer eso? StRV1ENTA. Si. ~e guimos en ese tren no terminmnos más. Aquí no se trata de pedirle un certificado de buena conducta. sino" de que proceda como a mí me €fusta. Usted es , . . Yo tengo lrescientos millones ...
I I
E s que yo nunc a tropecé con una mujer como
i
GAL\N. -
usted. SJRV'ENTA. - (Menea la cabeza, luego se ríe). [Qué hom· bre este ... qué .'\dolfo 1. .. GALÁN. - ¡Oh!. .. iUs ted sab e (me r"e Tlafio Adolfo! [Oh! ¡Usted pronunció mi nombre! iOh! iPuedo morir tran· quilo 1
158
,
1 I \
! 1 !
!
1
I
I I i
En decto, nada se perdería si u sted reveno
tara , , ., pero ¿ por qué quiere morir joven?
GALÁN. ~ Mi vida se desenvuelve bajo un signo fataL
Me persigue el homicida amor de u na gitana, .. SIRVI EN T A. iJoróbese, por ' sonso! . ..
GALÁN. (lracund'Ü). Esto es imposible... Us ted m e
echa " perder Jos electos.
SIRVIEN TA . á lmcse; l e vaya seguir el juego .. . (Ha.
ciendo 9,,,tos de (nim era actriz). ¿Cómo . . ., tú me eres infieJ?
GALÁN. No, no le h.e correspondido nunca ... pero
ella m e sigue a través d e montañas y d e mares ...
SIRVI ENT A. (Cariñosa). Chiquito, cuá nta novelería."
GALÁN, Es una mujer fata l.
SIRVIEN T A. C hiquito ... , las mujeres fataJ es sóJo se en ·
cuentran en el cine, Nosotros nos casa mos y sa nseacabó la
mujer lataL
GAL.'N, No tengo dinero para casarme, Además , un
galán que se casa es ridículo y -hace reír a las m ujeres a
quienes engañó y con quienes no se casó. SIRVIEN TA. Me gustas y te compro. Tengo trescien tos
millones.
GAL.\N. (Ra5cán-dose la cabeza). La suma es respeta·
ble, ¡Trescientos millones! ¿ Pero qué dirá ell a, que atravesó
montes y m ares 7.. ,
SIRVI EN T A. i Qué duro d e ente~der que es usted! Ob· serve que mares y montañas son una mentira pa ra darle un poquito de poesía a mi sueño. Aquí la única que sueña soy yo, nadi e más que yo.
GALÁN. ¡vIe a rrodillo entonces., .
SIRViENTA, (MaLhumorada), H aga lo que qui era.
(Aparte). Este hombr·e es un perfecto imbécil como todos los
.' galanes .. ,
SIRVIENTA. -
,.
e
GALÁN, e
- (Declamatodo). R eco rrió los m a res y las mono
tañas,
bosques, ¿dónde los deja 7.. .
GALÁN. (Por 51.1 cuenta). Yo miraba a una mujer: . .
, miraba a otra y n inguna me gustaba.. . (La Siruien ta lo . y menea la cabeza consternada an te el latoso ). Y me " ,·ceCla: "¿ Por qué n in guna doncella m e ama? ¿Por qué nin· SIRVIENTA. -
Y los
159
.:-.
guna joven cita corre a m~ encuentro y rne estrecha contra su pecho? .. ¿ P or qué las ciudades no se derrumban cuando paso y los gobernadores no me coronan de Hores .... y el cordero no come pasto junto al león. ni el león juega COI);. el cabrito. si mi comzón está repleto de amor? .. " , E so e s interesa nte.
(P.en s atiPClmente). ¡Qué se CTe e que no sé pen·
SlRVIENTA. -
GALÁN. -
sar por mi cuenta! ¡Claro que he pen sado! El papel de galán es sim ultáneamente ridículo y dramático. Ya ve, usted y yo estamos aquÍ con el m ar al frente y todavía no nos hemos dado un b eso sincero. SIRVJENTA. - ¿ y a usted le gu staría besarme? GALÁN. -
rvle
gustaría quererla. a pesar de su carácter
endiablado. SIRVIENTA. - (Cavil osam ente). ¿Querer? .. GAL.~N. - Sí. me gus taría quererl a mucho. aunque u sted no me quisiera. y humillarm e ante usted como un perro. SIRVtENTA. -¿Por qué humi ~ Iarse? .. GALÁN. - (Con revenU n a angustia en la voz). No sé . .. . pero ha y m 'l jeres qu e nos producen e,e efecto . Primero las tratamos irónÍcamente . . . . es como si tuvi é ramos la sensación
de que r odemos azotarlas ... y de pron to esa sen sación se nos rompe y en el corazón nos queda el dulce deseo de ser humillado s por esa mujer. sufrir ... SfRVIENTA. - Es muy l indo lo que dice usted. Siéntese a mi lado. (E l Galún se sienta). Noso tras a veces sentimos tRmbién esa :::ensaci 6n: que nos conquiste un hombre que de uno so'a mirada nos haga temblar ... y que nos pegue ... y que nos b ese ... ¿Por qué no me besa ah ora? .. Me gus taría
me hesara. GALÁN. - No t~ngo ganas d e besarla. (Se levan ta y va qUf>
hasta la pasarela de la naue). El mar .... la luna .. . • el cora Zón del hombre es m ás camb iante que el mar ... SJRVIENTA. - ¿Es cierto lo de la gitana? GAL¡.N. - ¿ Para qué me pregunta eso 7 SIRVIENTA. - E s que n osotros estamos enamorados, de algo ten emos que hah' aL GALJ.N. - ¿Nos engei'íamos mutuamente entonces? SIRVIENTA_ - ¿Y si no nos engai'íamos ni mentimos? .. /60
..
GALl.N. - Tendremos que decir enormidades ... SIRVIENTA. - Dígalas. GALÁN. - Bueno ... Me revientan todas las mujere•. em· pezando por usted. Me revientan la forma como besan . .. la comedia que hacen ... Me revientan porque todo el placer que proporcionan no valen los copetines que se beben a costa de uno. (Súbita transición). Perdóneme .... me olvidaba que estaba haciendo el papel de Galán. . . . SIRVIENTA. - ¿y por qué me pidió un beso anles? GAÜN. - Por pedirlo ... Un galán está obligado siem· pre a pedir besos como un boxeador a dar trompadas. Es el "metier". SIRVIENTA. - Usted es un cínico... (Amablemente). GAÜN. - Es el único elogio que me encanta. Sí. soy dnico y desvergonzado Y. además. roe gusta serlo. En cuanto dejo de ser desvergonzado se me oprime el corazón .... me ataco el asma. Voy por el mundo hacien
161
.'
ESCENA
IV
Por la izquierda ap<1,necen el Capitán, GriseUa y Azuce na. Las amigas' llevan un traje de crepe sutin marfil y esme 'rolda, oeñido al cuerpo de manera qu-e dibuja una silueta ele· gante destinada 'a C01>trastar con ¡zl guardapolvo proletariO de la menestrala, El Capitán: las Amigas y el Galán oamb~ irónicas miradas de gente de otra sociedad qUA? ,,¡rema por compasión can una pelafustana oolocoda en su "esfera" por un instante. Luego se doblan a las exi genóa\s de la oomedia y ya es imposihCe dtscemir si 'ellos son camaradas o enemigos, CAPITÁN. - ¿Mirando el mar? AZUCENA y GRISELDA. - ' (A un tiempo), Buenas noches... GALÁN. - Señoritas. .. Capitán ... llegan ustedes en un momento muy feliz para mí. Acabo de comprometerme con la señorita Sofía. CAPITÁN. - La felicito, señorita... Lo felicito, caba llera ... AzUCENA. - Te felicito , queridísima... y a usted. se ñor, también ...
GAL.~N. - Gracias ...
GRISELDA. - Espero que será este para vos un ...
(Suena repetidamente el tiTTlbre de ~ervicio, y la Sirvien.ta pasa a su cuarto y hace mutis. La iluminación del baroo decrece y los personajes continúan ahora el diálogo en escena por su cu:enta) ESCENA
V
GRISELDA. - Esta mujer está loca .. .
GALÁN. - (FlN'iosamente). Todas ustedes son unas eh¡·
fl«das ... AzUCENA. - ¿Qué tenemos que ver nosotras con su lío 7... GRISELDA. - No se olvide que somos fantasmas como usted. CAPITÁN. - Su imaginación es base de "Rocambole" J su geografía la estudió en la revista "La Esfera".
l62
GRISELDA. - Lo único que ha leído y h a visto.
AzUCENA. - Me dan ganas de no seguir trabajando ...
GALÁN. - (Apaciguado) . Usted sabe que no se puede.
CAPITÁl" , - Y se cree seriamente millonaria.
GRISELDA. - (Al Capitán). ¿Vió usted cómo nos tutea?
AZUCENA. - (Al C'TCllán). ¿y cómo le rué a usted?
GAL..\N. - Como al diablo.
CAPITÁN. - ¿ Le hizo hacer la comedia?
AZUCENA. - ¿No se desmayó?
GRISELDA. - ¿ No se hacía la pudorosa? ..
GALÁN. - ¿La vergonzosa? .. ¿Ella hacerse la vergon
zosa? Están locas ustedes. Casi me da de cachetadas porque yo, siguiendo mi sis tema, ' no quería representar como se ·Ie antojó. CAPITÁN. - Es un oficio bien sucio el nuestro. AzUCENA. - Me iría .. pero tengo lo s zapato s como en colados al piso. GALÁN. - Yo estoy descu~dri[ado .. . Después de la joro b ada me toca [a Sirvienta. Voy.de mal en peor. GRISELDA. - Y yo . CAPITÁN. - Y yo. GA LAN. ~ i Cuando me acuerdo de mis buenos tiem pos 1. . . GRISELDA. - Debía prohibírseles soñar a los pobres ... AZUCENA. - Verdad. Un pobre soñando imagina los dis parales más truculentos. GALÁN. - Es la falta de cultura. CAPITÁN. - De un tiempo a esta parte e l último lava plalos se cree con derecho a tener imaginación. GRISELDA. - La culpa la tiene el cine ... créanme. GALÁN. - [Qu é tran quilos estábamos antes e n nuestro mundo astral! GRISELDA. - (A Azucena). lQué bien habla el Galán! (Al GaLin). ¿Sabe que me enamora usted ? .. GALÁN. - Lástima. . . pues no soy nada más que un poco de humo y éter. CAPITÁN. - H emos perdido nuestra fuerza antigua: cual
-
-... '
'.
"
quiera nos esclaviza.
163 '.~
"
.
GALÁN. -
y esta mujer tiene una endiablada fu erz.a de
obsesión.
GRISEl.DA. - No es cierto.
CAPITÁN. - Es como un imán.
GAI..ÁN. - Yo siento que me sacude. el ir y venir de ou
pensamiento. . AZUCENA. - Lo que yo me pregunto desde hoy es en qué va a term 'i nar esto. GAI..ÁN. - Somos como los actores de una obra d e teatro. CAPITÁN. - La autora es ella ... GRISELDA. - Con la diferencia que sólo ella nos ve. AZUCENA. - De cualquier manera. tengo unas ganas bár baras de irme. CAPITÁN. - Sí .. " uno se harta de fanto chadas. GALÁN. - Las ligaduras que me ataban se aflojan ... GRISELDA. - Efectivamente. CAPITÁN. - Ella está con el pensamiento en otra parte.
(Nue¡,amente la luz decneCe en escena, hasta m,blorse el pai saje en la incertidumbre de b noche) GALÁN, - Levantemos el vuelo. (V ánse. La escena que da desierta durarúe algunos minutos. En ese silencio se oye eje<:lItado a la di~ tancia en el piano "Asturias", de Albéniz. Todo se oscurece tqtalmente, y, como en "V cw:vd'ro anterior, se repi/M los pasos de la criada, que camina en su cuchitril),
CUADRO TERCERO ESCENt\ 1 Al encenderse la luz la escena aparece desierta. En lo extensión del muro anteriormente ocupucTa por el puente de 1<: nave s~ abre aflo),a. un ventanal inmenso con vitraux de co- . lores, emplomados, )' una. hoja entreabierta que deja ver hi leras de oliuos y cordones de m<>ntes. La primera personn qu:e aparece en escena es una Niñera, cofia blanca, y U100l criatura· . de meses en los brazos. Tras ella, par puerta lateral, entra el. Galán del brazo Je la Sirvienlla.
164
GAl.ÁN. - Baeno. hasta luego, querida.
SIRVIENTA. - No vengas tarde.
GALÁN. - Duré una vuel ta por la montaña.
SIRVIENTA. - No tardes. porque al anochecer. no sé por
qué. me pongo inquieta. GALÁN. - Quedate tranquila. (Se inclina sobre la cria tura que sostiene la Niñera. y la besa. diciénJdole:) Digale adiós • su papito. (Sale salud",ndo oon la mano). SIR';'IENTA. - Hasta luego. querido. (A la Niñeta). ¿Está bueno el tiempo 7 NIÑ ERA. - Templado. señora. SIRVIENTA. -Vaya hasta el jardín. Tenga cuidado CO" la nena: NIÑERA. - Sí.•eñora. SIRVIENTA. - Póngase a la sombra. pero donde no haya humedad ni viento. NIÑERA. Sí, señora. SIRVI ENTA. - Si se duerme tráigala en seguida. NIÑERA. - Sí. señora. S,RVIENTA. - Póngala en el cochecito. NIÑERA. - ¿Nada más. señora 7 SIRVIENTA. - Vuélvase dentro de media hora. NIÑERA. - Hasta luego. señora. SIRVIENTA. - Hasta luego. (Mutis de la Niñera). ESCENA 1I
Entra ~l Lacayo y anuncia. LACAYO. - Con su permiso. señora. Las niñas Griseld" y Azucena preguntan por usted. SIRVIENTA. - - Que pasen. (Mutis del Lacayo). " E SCENA III
Entran Griselda y Azucena y oorren al encuentro
ele la
Sirvienta, abrazándola por ,tumo. GRISELDA. AzUCENA. -
iTanto tiempo sin verte! i Qué linda que estás 1
t6i
- .
SIRVIENTA. - "Ustedes sí que están bien ...
GRISELDA. - Estás más gruesa... qué buen color.
AzUCENA. - ¿ y la nena? .. Quiero ver la n ena.
SIRVIENTA. - Está en el jardín ... Ahora la hago traer.
GRISELDA. - ¿ Cómo es?.. . lA quién se parece?
AZUCENA. - Un momento. cállate. a ver si adiviné yo.
¿Es rubia? SIRVIENTA. - No. tiene el cabello negro. GRISELDA. - ¿ Viste cómo acerté yo? "SIRVIENTA. - La nariz es del padre... En cambio. la frente y la boquita 'i gual a la mía. AzUCENA. - iQué monada debe ser! Me muero por verla. GRlSELOA. - ¿ y Adolfo? SIRVIENTA. - Salió hace un momentito. AzUCENA. - lY que tal es la vida de oasada, che? GRISELDA. - ¿ Sos feliz? .. SIRVIENTA. - Si .... dentro de lo relativo. J\ZUCENA. - i Qué fría lo decís! SIRVIENTA. - Te soy ; incera. no vale la pena de casar, e. GRISELDA. - ¿ Adolfo no se porta bien? SIRVIENTA. - No es eso ... Además. no sé por qué me parece que de un tiempo a esta parte Adolfo anda preocupado. ESCENA IV
Alboroto exterior compuesto de gritos femeninos. de pJ'e guntas. y TOncas voces detrás de! t,elón. La Sirvienta se po
LACAYO. -" (Entra desaforadamente). ¡Señora, la nena! ...
NIÑERA. - (Se presenta manchada de sangre). ¡Me ro baron la nena. me robaron la nena ]".. . SIRVIENTA. - (Avanza {I'Wm
166
ESCENA
V
Dando grandes zancadas aparece el Galán, el bu.sto do blado. 'lns manos tomándose el corazón. GALÁN. - Me ·h an muerto... la gitana.... mi hija ... Dios. (Se desploma en los brazos de la Sirvienta). SIRVIENTA. - Me vuelvo loca . GALÁN. - Es la venganza de la gitana . ¡Qué busquen a mi hija 1 (Cae por Herraj. SIRVIENTA. - Esto es un sueño. (Volvie:ndo e l bu.sto. con
los brazos al aire). ESCENA VI
Sonambúlico y fanloch.e aparece Rocambore en el umbral &el cuau'10, extendiendo el brazo melodramáticamenli!. ROCAMBOLE. -
iJuro que encontraré a su hija . señora1
(La Sirvienta cae de roclillas junto al Galán. Griseldo: y Azu cena se aprietan una junto a olro. Suena el limbre Ck servi cio tan fUlio samente. que la Sirvienta de un salto se precipi.tn en su cuarto. Mutis de Rocambole y la Siro;,enta) ESCENA VII GALÁN. - (lncoJ'porándose del suelo dorMe I.acla la farsa de oa:dáver). Juro por mi honor que esta mujer está más loca que una cabra. GRISELDA. - No se anda con chiquitas. Su drama neceo sita una docena de cadáveres. por lo menos. AzUCENA. - A sí es la imaginación plebeya. GALÁN. - IAldiablo con el oficio de personaje 1 NIÑERA. - Gracias a Dios que no tengo nada más que hacer aquí. GRISELDA. - ¿De modo que usted se va?
GALÁN. - Afortunadamente.
AzUCENA. - Tien e suerte.
167
· '.
GRISELDA, - ¿No quiere que lo acompañe? GALÁN, - No quiero líos. tramoyas ni complicaciones; bastante me amargan ,La vida las corcovadas y las demente6. para entramparme con fantasmas, NIÑERA, - Como si usted no lo fuera, GALÁN, - No discuto eso", pero me voy, (Sale el Ga lán y defrá.s. enoorvados y graves. uno tras olro, los fantasrnaJI ¿el drama, Lentamente se' apag,a la iluminación brujesca del decorodo, En la desolación gris del rectángulo de los sueño. aparece, alcahueta y oojoonclo. r:a Muerte, Espía por un ".. quicio"l cuarto de la Sirvienta), MUERTE, - Todavía no está a punto la palomita fanta .iosa. Todo esto le pasa por no comer jamón del diablo,
TELóN
168
,<
ACTO SEGUNDO
'Ahora el cuarto de la Sirvienta es prolongado en la zonn
de! ensueño por una carbonería de anrabal. 'A los costados del
foro, pilas de carhón que dejan un pasillo estrecho, 'AUí se
oc;ultan rúpiclamente Rocambol., y la Sirvienta. No terminan
de escanderse tras la pila cuanclo avanza hacia la escena una
chiq"illia de catorce añOiS en alpargatas. Largo vestido rojo,
y el· cabello suelto sobre la ""pa lda como reproJucen a .Ce noveva de Brabante ciertas tricromías que ilustran los salones
de barberos y betuneros. La niña arrastra una' pala de carbón
con una mano y en la ot.ra lleva una bolsa. Comienza a lle
n"," la bolsa. luego se dietiene "fI'7'<X:!illúnclOlSe en medio de la
escena. Personajes reales: SiRVIENTA, PATRONA.
Pers onajes de humo: CENICIENTA, COMPADRE VULCANO,
R UFIÁN H ONRAOO, ROCAMBOLE.
ESCENA 1 CENICIENTA, - Dios mío, ¿por qué no me diste una ma· dre buena como a las otras chicas 7 ¿Por qué estoy sola e. este mundo, Señor de los Cielos, si yo nun ca he hecho nin gún mal? (Tras de la pila visible pora el público, en esla escerna.
r
la Sirvienta trola de precipitarse hacia la 'éliña, pero Rocambo le la contiene con un gesto, y luego saca de su bolsillo unl revólver, La Sirvienta se sosiega. [ 'a Cenicienta incorporán dose). iDios mío, si vos existís hacé que encuentren a mi ma mita ! (Cuando la Cenicienta pronl./.Tlcia estas polabras pene tm al antro por el p'aSil'lo un hombre gigantesco, el rostro manchaiclo de carbón, gorra de visera de hule y blusa proleta
/69
,~--
ria. El gandul, llamado Compadre Vulcano, escucha la im· p'k.ración de la Cenicienta, avanza hasta ella en punlas da
pie, La toma de la oreja y exclama:} , VULCANO. - Así correspondés a mis sacrificios. Invocan do a Dios para que perjudique mi comercio. (Dicho es/o, el Compadre Vu/cano suelta de La oreja a La niña y con las 'manos en ¡auras se queda contemplándola) CENICIENTA. - Rezaba, tío ... VULCANO. - En mi carboneria está prohibido rezar. ¿Qué necesidad tenés de rezar? ¿No estás bien acaso; gorda y lus trosa como una liebre? CENICIENTA. - Tío ... perdóneme ... VULCANO. - No soy tu tío. No quiero serlo. Además no lo soy. Jurídicamente no puedo ser tu tío. Que lo sea Satanás. Sí, Satanás. iY correspondés a mi s sacrificios invocando la ayuda d e Dios en mi propia carbonería p ara que me perjudiqll' porque la cli entela no quiere saber n ad a con 'Dios)
(El tmhán se pasea de un lado a otro deiI! "est:aiblecimie
(Tras La bolsa de carbón la SirviJenla se toma la oabeza, en compañía de Rocambore que aventulYll un gesto de fa!nlocTte justiciero) VULCANO. - Si yo me hubiera portado honradamente con la gitana que le hizo robar, no podrfas ahora invocar ·la ayuda de Dios para que me perjudicara. (La Cenicienta se es· 170
",.. tremeoe juntando los brazos encogidos por e1 codo al cuerpo). '. Ya ves si soy bondadoso. No te corté la lengua. ¿ Quién me lo impedía? En la T aberna de la Sangre le corté la lengua a 'una chica. Que lo diga el maldito Rocambole si no se la .corté. Ya ves. P ero escuchando' los pedidos de mi tierno ca. razón no te corté l a lengua.
(El baniclido se paooa (le un lado a otro y luego continúa en· fático y magnánimo) VULCAN·O. - Es que soy un sentimental. No puedo ne o garla. Mi santa madre me lo decía. No irás a ni ng una parte Vulcanita con tu tierno corazón. Sos demasiado virtuoso. Te. . nía razón la pobre. Soy un sentimental. Perjudicando mis in· tereses te visto y te a limento. Y cómo me lo agradeces. ¿se puede saber? Invocando la .ayuda de Dios para que me per judique. ¿No sabés que está prohibido invocar el nombre de Dios en vano? ¿No leíste los libros santos? No invocarás el nombre de Dios en vano. Y vos obstinadamente con tu mala conducta llamando la cólera de Dios sobre mi establecimiento comercial. Y la indignación de mis clientes. Tenías que lle nar diez bolsas de carbón ... ¿ y dónde están? .. CENICIENTA. - Llené cuatro ... tío. VULCANO. - Y yo sacrificándome. Para esto te engordo con alimentos nutritivos. Y mientras que yo exploro las calles de esta ciudad, porque es necesario que un honrado ciudadano observe la vida de sus prójimos para saber cómo robarlos ... tú holgazaneas en mi carbonería igual que la hija d e un ge neral y te di viertes como si tuvieras que heredar a un ban quero . CENICIENTA. -Tío ... ¿ divertirme yo? .. VULCANo.- ¿Cómo ? .. ¿No es un divertimiento llena r bolsas de carbón? i O", ingra titud humanal ¿y con qué me pagarás e ntonces el vestido que llevas puesto 7 ¿y esas hermo sas zapatillas? ¿Qué sería de ti si hubieras naufragado en una d es ierta? ¿ Con qué te alimentarías? ¿Qué querés vos, que traiga la ópera lírica a mi establecimiento? ¿Qu e contra . ·te el circo Hagembeck7 ¿Pretenderás acaso que .. implore la caridad pública para que tú con el producto de mis sacrificios 171
!•
¡'
te emperifolles como la hija de un espadón? No. n o .. . cias al diablo. esto termina. Escuchá. ven\.
(La C enicienta se acerca a Vulcano
éste unos momentos hahla a~ oído. Se oyé que golpe.an !as mano~ afuera. y dano exclama:) VULCANO. -
y
Allí está. Adelante. ESCENA II
Entra un melo gordo. grasiento y granu{imto con color canela, hasMn-garo
·,•!- .
V,EJO. - Buenas tardes, señor Vulcano. VULCANO. - (A la Cenicienta). Querida sobrina. Rufián Honrado. de quien te hablaba recién. V,EJO. -lOh!. .. en cuanto a honrado ... nadie como yo. .. en cuanto a rufián. es mi profesión , porque yo desde chico siempre me atuve a esta máxima: la ociosidad es [a ma· dre de todos [os vicios. VULCANO. - ¿Ves. sobrina. cómo coincide conmigo este hombre de bien 7 V,EJO. - (Estirando el h'a~tón y tocando a la C enicienta con él). ¿ E sta es la paloma que vas a vender? VU LCANO. - La misma. V,EJO. - Flaca está. VULCANO. - En eso se demuestra su buena condición. No es golosa . Sólo engordan las perezosas. Además las gor das no le gustan tanto a los hombres como las flacas. V,EJO. - Es un parecer. CENICIENTA. - iDios mío! VIEJO. - ¿ Qué le pasa a esta cabrita? VULCANO. - Exclama ¡Dios mÍol por la alegría que k causa ir a vuestra casa. VIEJO. - ¿Es cierto, palomita? CENICIENTA. - (Trist&m€nte). Sí. señor. VIEJO. - Demuestras una excelente educación. VULCANO. - Son mis sacrificios. El sudor de mi frente ... /72
.
F·
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•"
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VIEJO. - (Sardónico). Se explica que quiera ya estar en ,:
...i establecimiento. (Dirigiéndose a la Cenicienta). Tengo mu chas chicas como tú... eso sí... bien vestida~ y mejor ali
mentadas. Todas están muy contentas. . ... ,,
CENICIENTA. - ¡Qué alegría! ¿Es muy grande su cole gio. señor? .. VULCANO. - Grande como un barco. Con varios pisos y muchas luces y hasta música. VIEJO. - Yo soy para mis muchachas cOmO un padre:
A ver. niña .. . (El Viejo es1ira el ga~rote). Vuélvete .. . (La
Cenicienta gira soh"e sí misma y el Viejo poniéndose la palma
de la mano
mente).
VULCANO. - No le quitarás méritos a la mercadería. viejo
tramposo.
VIEJO. - Es flaca. Tiene un ·hombro más alto que otro.
(A la Cenicienta). ¿Tú sabes hablar en francés?
CENICIENTA. - No. sellar.
VIEJO. - ¿Bailas d anzas clásicas?
CENICIENTA. - No . señor. .
VIEJO. - ¿ Tienes novio?
CENICIENTA. - No. señor.
VIEJO. - MaJo ... maJo ... ¿Qué es lo que sabes hacer
para atraer a los hombres? ESCENA III
Tras In pila de carbón salta la Sirvienta' e.grimiendo revólver y tras ella RocamboLe con olro pistolón.
ttn
SIRVIENTA. -lCállese. monstruo!. .. ¡Viejo maldito!. .. VULCANO. - ¿ y esta vieja de dónde sale? VIEJO. - ¿y este señor con un revólver? (A Vulcano) . Me has tendido una trampa ... ROCAMBOLE. - Buenas tardes. caballeros. VULCANO. - (Enfático). Me quejaré a la policia . ¿Quién es usted? Ha violado mi domicilio. ROCAMBOLE. - lBuenas tardes he dicho 1
173 ,
I
,
• i
.1
ViEJO. -
Con su revólver interrumpe nuestros tratos co
merciales.
SIRV1ENTA. - iCállese. bandido!
VIEJO. - Yo no .puedo tolerar que una vieja cabra me
trate de bandido. SIRVIENTA. - i Y de rufián espantoso! VIEJO. - Yo no puedo tolerar esto. Soy un comerciante. Ejerzo una profesión lícita. Pago patente. Soy útil a la so ciedad. E stoy al día con mi matrícula. (E! Viejo patea el PÍSO i.n dignado). ¿Por qué viene a interrumpir nuestras transaccio nes comerciales ? ROCAMBOLE. - He dicho buenas 'tardes y nadie me ha contestado. VULCANO. - ¿Qué me importa a mí que usted me desee buenas tardes? VIEJO. - ¿Quién diablos es usted para que nosotros le honremos con nuestro saludo? SIRViENTA. - (A la Cenici,mta). .V en aquí, pobre cria tura.
<
"
CENICIENTA. - Sí. señora ... Usted tiene cara de buena. (Se poone al lado de k; Si4'vi-e
VIEJo. -lRoeambole! ...
VULCANO. - i Muerto soy 1. ..
VIEJO. -¿Pero usted no se había muerto?
RocAMBoLE. - Allí donde -hay una huérfana que prote
ger de malvados o a una viuda de abogados. allí estará Ro eambole. VIEJo. - (Quitándose el sombrero). Si usted es Rocam- _. bale ... y debe serlo. .. prudentemente retiro todo lo que he ' dicho. Sí señor. retiro lo que he dicho. A usted señora la he llamado vieja cabra. Desde hoy dej.a de ser una vieja cabra · . para convertirse en una dignísima dama. SiRYlENTA. -1 Cállese. monstruo! VIEJO. - Los débiles y los viejos estamos obligados a ser bufones para que no nos echen a punt:'piés de los rineo
.'
"
174
.••
11
n es donde nos metemos. Además la tormenta es con '.
el
I
señor
Vulca,r'l:o. si no me equÍvoco.
CENICIENTA. - Señora. este viejito queda ll evarme a un
colegio.
,;-. . VIEJO, - Digan si no da gusto tanta inocencia. Lo que
• yo quiero es dejar constan cia de que no he atentado contra
SU pudor . Como la encontré, queda.
CENICIENTA. - ¿Qué tiene de malo que quisiera lleva rm e
a l colegio?
VULCANO. - (Patético). ¿Ven qué educación más esme·
ra d a ha recibid o? No tiene tanto así de malicia. Son mis sa
crificios. .. el sudor de mi frente.
VIEJ O. - Con perdón de ustedes me escurro ... No quie
ro sacarle las castañas del fue go a un mal hombre como éste.
(Señala a V.alcano), Señor Rocambole. dignÍsima dama . . ,
siempre a sus órdenes. (Se retira camin~.. do para atrás, CO'Tt e¡l
sombrero en la mano y allfegar al final del pasillo excLama: )
Pueden despellejarlo tranqUilamente que yo no diré palabra ,
Quien mal and a mal acaba.
..
ESCENA
IV
R ocambole, la Sirvienta. Comp<>
I
-:'
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'
, i, y
!
la Ceni
ROCAMBOLE, - Bueno .. , ahora que estamos solos vamos a conversa r. am igo Vulcano. ¿Dónde está tu legítima esposa? VU LCANO, - En la cárcel. ROCAMBOLE, - ¿Tus hijos? VULCANO. - En preSidio, . ROCAMBOLE. - ¿ D e manera que toda la familia veranean do 7 Vives más tranquilo y solitario que un can ónigo. L os pa rientes no te molesta n, VULCANO. -Ni la policía tampoco , Me h e regenerado, vivo, y os juro. señor R ocambole. que n o hay satisfacció n más grande que vivir honradamente. (Volviéndose a la Sirvienta),
¿Así que usted es la esposa de este digno caballero? Qué
orgu Ho debe ensanch ar su corazón de matrona virtuosa: a l te
ner por m arido tan grande hombre.
/75
, ,1
I
I
SlRV1ENTA. -1 Cállese 1 (Va!c01W intenta dar un paso n~ adelante). ROCAMBOLE. - Queridito .... como te muevas otra vez te limpio el corazón de porquerías. (Valcano retrocede). Hable mos seriamente. ¿De dónde sacaste esta chiquita ? VULCANO. - M e [a di6 a cuidar u na mujer cu ando era una tierna criatura. ROCAMIlOLE. - H abla lisa y llanamen te. ¿Quién era esa mujer? VULCANO. - La madre . ROCAMBOLE. - ' Estás mintiendo, Vulcano . VULCANO. - El padre murió en presidio. ROCAMBOLE. - Compadre Vulcano. hay que mostrar el juego o terminaremos mal. VULCANo.-Vino [a madre y me dijo : "T e entrego esta perlita de mis ojos". ROCAMBOLE. - Me estoy aburriendo. ¿ De m odo que la chiquilla te la dió la madre? VULCANO. - Lo juro bajo mi honrada palabra. ROCAMBOLE. - (A la Siroienta). Descúbrale la espalda. señora.
(La Sirvienta le ras ga e l vestido y mirando a la criatura clama)
eX
SIRVIENTA. - Aquí tiene [a crucecita que [e hizo la par tera a[ nacer. i Hija mía I CENICIENTA. - ¡Madre mía!, qué alegría . SIRVIENTA. - H ija mía ... tantos años ... qlleridita. CENICIENTA. - Yo sabía que tenia que llegar este día.
(La crialttra y la SirfJienta se abra:zan repetidamen te y se esta blecen unos segwndos de silencio) VULCANO. - Qué grupo más emocionante. (Siemp re en col1't€ldiante). D an gan as d e llorar. (Avanza un paso, p.e ro Ro cambole estira rápidamente el reoólver). ROCAMBOLE. - 1Q uieto, bandido I VULCA NO. -Estoy emocionado. No en vano decía yo ' siempre que esta criatura era de noble linaje. 176
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ROCAMllOI.E. -- Pi chón, ten és que cantar _ __ hay que can . tar, querido _. _ VULCANO. - ¿ y si no canto? ROCA..'1BOLE. - Vos sabés que me enesta mucho m~os trabajo enfriarte que decirlo. . \ 'ULCANO. - Bueno . patrón, cantaré como un canario. ' Estaba m a l. Me ofrecieron la tenencia de la n ena. El que le dió la pUlí.alada fué Lagarto. El que robó la nena fué Mon. señor . . . ROCAMBOLE. - Tú es tabas all!. Monseñor en ese tiempo eslab a preso. VULCANO. --- Qué diría mi santa madre ... R OCAM BOl.E. - D ejá tranquila a esa vieja maldita. VULCANO. - Lagarto fu é el que le dió la puñalada a l padre. Yo robé la n ena. Por los Sñn tos Evangelios , patrón, que yo únicamente rob é la nena. La ' gilana no cumpli6 lo esti· pulado. ROCAMBOLE. - Y sólo recibiste cincuenta mil francos en vez de los cien mil tra ta dos ... VULCANO. - ¿Cómo sabe eso , patrón? ROCA/4S0I.E. - Queridito: yo -no estoy aquÍ para cantes· tar sino para preguntarte ... y si no le arrancaste la lengua a la criatura ni la dejaste ciega fué con la esperanza de sacar más provecho ... VULCANO. - Esas son mentiras' del L agarto. Si yo no le hice daño a la cria tura fué debido a mi tierno corazón. Que lo diga la chiquilla. (Dirigiéndose a la Cenicienta) ¿No e. cierto que te cu idaba corno !'l la h ija de un coron el? ¿No es cierto que he querido darte una educación esmerada? ¿No es cierto que te daba a limentos nutritivos abundantes en vita· mina s? CENlCIENTA. - Pero muchas veces -me pegñba ... VULCANO. - Como un padre. ¿ Qué padre no le da una p aliza d e vez en cuando a sus hijos? CENICIENTA. - Me pegaba con alambres cuando se eno· jaba . .. SIRVIENTA. -lMonstruo l. .. Hijita querida... Pobre chiquita ·mía ... 177
,
.
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VULCANO. - 10h! loh! se me desgarra el corazón . No, yo no le :le pegado ... con alambres, no. ROCAMBOLE. - ¿Así que te pegaba con alambres? CENICIENTA. - Pero decía que era por mi bien, SIRV(ENTA. -IMonstruo! ... ¡Monstruo! ¿No le da ver güenza? .. RocAMBoLE. - Hay que arregl ar cuentas. Compadre Vd- ' cano. Mataste al padre, Robaste a la hij a. D estruis te la vida de una dama c!¡gnÍsima. Ten és que arrodillarte, Vulcano. VULCA NO. - Yo no quiero morir. ROCAl'>1BOLE. ~ Si tu gusto es morir parado, no te ngo in . conveniente. (Vulcano se a,·,oddla. Rocambo1e, con voz to nante :) Le cortaste la lengua a la muc!ita de la Taberna de la Sangre, VuIcano. Asesinaste a tus semejantes. VULCANO. - iPerdón! ROCAMBOLE. - Que te perdone la esposa cuyo marido mataste. SIRVIENTA. - Yo no pueda perdon~rlo. VULCANO. - ¡Perdón! ROCAMBOLE. - Que te perdcne la madre cuya hija ro baste. . SlRVIENTA. - No puedo. ,. R ezaré por él ... VULCANO. - Yo no quiero que recen sohre mi tumba, Yo quiero vivir. Comer_ ROCAMBOLE. - Que te p erdone la sociedad que ofendis te con tus graves crímenes. Tenés un minuto para encomendar tu alma a Dios . CENICIENTA. - Yo lo perdono, señor Rocamhole. no se arrastra y le besa los pies). ROCAMBOLE. - ¿Lo perdonas de todo corazón, niña? CENICIENTA. - Sí, señor R ocambole. Le perdono porque no me cortó la lengua ni me dejó ciega . ROCAMBOLE. - Miserable, la súplica de es te ángel sa tu inmunda piel. (La Sirvienta y la niña retroceden. /:<.()c(,m-!: bole saca rápidamente un frasco del borsiHo )' dioe:) Pero mo no puedes quedar sin castigo ... 178
(Le arroja el conlendo rIel frasco a los ojos; Vulcarto ¿anU! un terrible grito y se l.evemta moviendo '11os brazos al mismo tiempo q.{M aúllo)
.
.
Estoy ciego : .. estoy ciego . ¡Oh! ROCAMBOLE. Es un castigo misericordioso el que te hemos dado . (Suena largamente el timbre de servicio, que por unos instantes ninguno d e los personajes escucha. D e pronto la Sirvienta oye el llamado y retrocede despa,uorida d e la zo na del sueño al espacio de su =rto). VULCANO. -
ESCENA V
Súbitamente ern la puerta del cuartito aSOma la Patro na de la casa, mira a la Sirvienta y le dioe : Oiga .. . ¿se puede saber lo que le pasa que no viene cuando la llaman? Hace media hora qt\e es tá so nando el timbre. S,RV,ENTA. - Disculpe . señora ... (Sal"", ambas. Los per sonajes de humo queJan un instante en la posición es tatuaria 'en que los inmovilizó la voz de la Patrona al en1rol' al ruarto de la criada. La tuz verdosa que inunda la escena disminuye PATRONA. -
lentamente).
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ACTO TERCERO
La pioza de la Sirvienta es ahora prolongada por un sa lón ta!)i;:.a:1o COm O aquellos que aparecen en las ceremonias de "lo!' personajes de cualquier pajte. Pórticos dorados y cor ti nados rojos dan la irnprG"sión ele .una opulencia. exinao.rdina ria. Moblaje. f~spe!os y sofás. Una claridad triste flota en es te ú ltimo cuadro del sueño. P erso nn jes reales: Sli.~VlENTA, HIJO DE LA P ATRONA. Personajes de humo: AZUCENA y GRISELDA, totalm.ente enve jecidas y ataviados con trai"s " . g"os, L\CAYO con pati llas, CE NICI E~TA) GALANCiTO, ROCAMilOLE.
•
ESCENA 1 L acayo gordo, con l¡['rea verde y patillas blancas, entran do con bandeja de licor; sirve y s,e va.
i Cómo pasan los años ¡
VI EJA
1" -
VTEJA
2' -- Y esta es la vida.
Sufrir.
l ' - ¿ Para qué la vida?
2.~ - T cdo es desen g·años.
SlRVlENTA. VIEJA
\ i 1.EJA
Monoto nía.
l -Tristezus.
2\\ - Q uerer. 1' - Dejar.
SiRV I ENTA. \ / tE.JA
,.
1 '· .
\ ' IEJA VIE.lA
Q
Empezar ... 1 ' - - ¿Para qué hemos vivido?
SIRVIENTA. VIEJA
/80
VII!,l A 2' S,RVIEN TA, . V,EJA 1"-VIE.lA 2' SIRVIENTA. VIEJA 1>S,RVIENTA. V,EJA 2' V1EJA l ' S ,RV,ENTA. -
Cuando me acuerdo , ' ,
No hables,
Sí. es mejor no h ablar. No conviene nombrar ciertas dulzuras. i. Por qué yo ' habl o como ustedes? ¿Qué dice? Yo ,oy joven, Está loca. D ice que es joven ... ji. .. ji. .. Yo puedo esperar y vivir. No tengo nada
lnás que veinlicuntro años. VIEJA 1'. - Está loca. Dice que tiene veinticuatro años .
SmvIENTA. - . iOh!, no ... es cierto . . . Yo también soy vi eja.
V'EJ A 2" - Era una broma.
VIEJA 1" - Es .. c1aro. Una broma.
SlRVIENTA, - Pero mi cabello es negro.
V'EJA 2' - ¿Empieza otra vez a desvariar? No tenés el
cabello negro. . VIEJA l ' - Lo tenés blanco como el nuestro. S,RV,ENTA. - T engo una hija perdida .. . V,EJA 2' - Delira. No mbe lo que dice. V,EJA l' - ¿No te acordás que [a encontró Rocambole .. 7· . . . a t u h110. VIEJA 2'. - En la carbonería del Compadre Vulcano. VIEJA l' - Y que ahora es una señorita. SIRVIENTA. - Sí ... No me acord aba, VIEJ A 2' - Vos estás trascordada. V,EJA l' - Es la vejez. VlEJ A 2' - Nosotras estamos más fuertes que ella . \'lrEJ Al' - y más jóvenes. V,EJA 2' - Es que sufrió mucho. (Entra
..
el Lacayo , se inclina ante las vieias
y
die<':)
LACAYO. - Ya está el coche. señorita Griselda. VIEJ A 2' - Vamos, Azucena. V,EJA 1" - !Inclináriclos" y besando a la S irvienta, que permanece rígida en su silla), H asta mañana, querida.
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VIEJA 2' - (Haciendo lo mismo qwe la ViJeja 1~). Hasta mañana, querida. SIRVIENTA. - Hasta ' mañana.
(E l Lacayo sale detrcis de las viejals'; ele pronto se vwelve, y, con la memo abierta y el deJo en la punta le hace "pito 00 lalán" a la S¡.rvionla,. qu~ no lo ve. La Sirvienta pe,rmCL11€'C1l rígida en su silla. Se oyen unas carcajadas !.ejanas. y de pron to aparece Cenicienta, la hija de la Sirvie nta. Es una. mu chacha que fione la misma edad que la madre. Viste un traje blanco. capelina blanca. tomada por la cinta bajo el mentón , trae un rama de flores entre los brazos. Entra comemz'o a la sala) ESCENA II
La Sirvicml.a, sentada, y la Cenicienta, su hija. HIJA. - ¿Cómo te va, mamita querida? Te traigo una, flores. (Le pone las floJ'es en el regazo). SIRVIENTA. - (Reanimán.dos,e .lentamente). ¿Cómo estás, hijita? ¿ De dónde venÍ's?
HIJA. - EstuvÍmós en el campo, juntando flores.
SIRVIENTA. - Yo creía que en el campo no había nada
más que pasto.
HiJ A. - i QUé bromista sos, mamita! El campo está lle
no de flores . Por donde mirás no se ven nada más que ¡¡ores.
Hasta las nubes parecen que están cargadas de flores. Sen
tate. m am ita, que te vas a cansar. SIRVIENTA. - ¿ Y te gustan mucho las flores? HIJ A. - Sí, me gustan las flores. M e gusta todo .Jo que es lindo. (Mi<Mtras ¡wbia se pa;se a por -el cuCNto). Cuando una ve flores, le parece que el mundo todo debe ser un jar dín. Que por donde vaya no encontrará nada más que per fumes, colores, nubes arriba, flores abajo ... SIRVIENTA. - Yo creía que en el campo no había nada más que va cas y caballos. Hu A. - Mamita; no tenés imaginación. A vos no te ' gusta soñar. Estoy segura que vos nunca has soñado que ' volabas,
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SlkVIENTA. - ¿ Cómo es eso? HIJA. - Sí. que volás. De pronto el mundo se h ace chi quito para toda tu voluntad y en los talones sentís una Fuer za elástica... Parece que si q uisieras de un salto podrías !.Iega.r a las estrellas. SIRVIENTA. - Son tus veinte a ños. HIJA. - Mamita. .. d ecime... ¿¡as otras mujeres son com o y07 ¿Sueñan como sueño yo? ¿Sienten como siento yo? SIRVIENTA. - A lgunas . .sÍ. HIJA. - Mam ita. tengo que d eci rte una cosa. E stoy ena morada . SIRV1ENTA. -lAh!. .. ¿Sí? . . HIJA. ¿No te disgusta? SlRV1ENTA. - No ... me encanta ... HIJA. - (Arrodillándose al ¡a,Jo). T e vaya cont"r. ma mita . .. (Súbila tranSición). E s obligatorio que una h ija se arrodi lle al lado de la m adie para con ta rle que está enamo rada ... SIRVIENTA. - No . algunas le hacen esa 'confesión a la madre mientras que la madre recalienta unas milanesas. HIJA. - Sos muy chistosa. mamita . .. mirá que me voy a enojar . . . SI RVIENTA. Bueno, preciosa ... no te enojés . .. HIJ A. -¿No es cierto que estoy predosa ? SIRV1ENTA. - S í. estás muy linda. HIJA. -¿Te acordás qué fea era cuando estaba en la carbonería del Compadre Vulcano? Bueno, com o te decia, es alto. rubio. b u en mozo. SIRVIENTA. - ¿Joven? .. H,JA. - P ero. claro. SIRVIENTA. - ¿No está ca sado? HIJA. - Yo me enojo con vos, mamita. Estoy enojada. No se pu ede habla r en serío con vos. ¿Por qu é no me pre guntás cuántos hijos tiene? ¿O si es tuvo procesado por cri minal ? SIRVIENTA. - . Disculpá , mi hijita ... estoy con el p ensa
miento en otra parte. ¿Así que tu novio es buen mozo? ¿y te quiere?
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. -:
No es mI novio. marnita . .. o sí . . . sí ... nOvio es. .. siempre que vos no te opongas. SIRVIENTA. - ¿ y es por él que ves el campo lleno de . flores? . . HIJ A. - Y no el campo... hasta las nubes. . . (A""" cándose) . Si supieras qué bueno es ... SIRVIENTA. - Todos los novios son buenos. HIJA. - Parece que estuvieras envidiosa de que yo ten ga novio . . . SIRVIENTA. - (Retrocediendo). ¿Qué has dicho 7 ... HIJA. - (Abrazándola). Perdóname, mamila. SIRVIENTA. - (Aparte). A veces los autores les tienen en vidia a sus persona jes. Quisieran destruirlos. HIJA. - ¿ Qué decís, mamila 7 ... SIRVIENTA. - Quiero que seas feliz ... ·h ijita querida. Yo no te he dicho nada para ofenderte, sino que nosotros los viejos tenemos el corazón lleno de tristeza ... HIJA. - Estás triste, mamila ... ¿de. qué? ., SIRVIENTA. - Te casarás ... te irás . .. y yo me quedaré otra vez sola ... sola olra Vez. ,. (Se aparta de la muchacha, HIJA. -
•
}' sentándose sobre una butaoa, se pone a llorar). HIJA. -
Mamila ... ¿por qué 1I0rás? .. Si vos no que
rés . ..
SIRVIENTA. - Sí. yo quiero. Quiero que seas feliz, hijita '. querida. Que toda la ti erra t~ parezca siempre llena de fia res. Que tu esposo te quiera eternamente. ESCENA
III
Entra el Lacayo de librea verde, con una bandeja en la mano.
LACAYO. - Señora .. ' (Le alcanza 'la bandeja. La Sir vien ta toma una tarjeta). HIJA. - Mamá .. . es eL . .
SIRVIENTA. - Que pas..,. (Sale el Lacayo).
HIJA. - Vas a ver, mamá, qué bueno: de verdad que es...
SIRVIENTA. -Te creo, hijita. (Aparece el Lacayo y abre
el portier para que entre el Galancito. que será un joven y /84
•
simple. La muchacha corre a su encuentro y lo toma de la mano. La Sirvienla se levanta).
HIJ A. - lVIamita . .. este ...
GALANCITO. - (Tropezando en sus propias palabras). Se
fío)'a. veneo a decirle que quiero a su h ija. (Avan~an los dos
hasta ella). Que nos queremos mucho.
HIJA. - Vos arrod ill ale. que yo me a rrodi llo también.
(Se arrodillan ambos). Mamita. te pedimos la bendición.
S,RV,ENTA. - Yo, hijos míos, los .. .
ESCENA IV
En ese mismo ins.tante, en el cristal' del ventanuco d el
cuarto de la. Sirvienla se hace visib/.e la curátul" grotesca del
. Hijo de la Patrona. D esmelenado y .eb'io, grita:
HIJO. -
•t
tf ¡ r,
,
¡:
Abrí. Sofía ... Abrí. no seas testaruda, Sofía .. ,
(Los per~onajes de humo pennlmecen inm6vill!s, La Sirvienta
lnira COn un g esto de extrañeza dolo.r os,a al fan toche humano que le pide placer en el instante que eHa b" ndice en Su en sueño la felicidacl de una hija que no 'existe, y a medida que la luz disminuye en eSC€'l1a ISle 'lace más nítido en el rojo cristal del ventanillo el masOlll1'ón ·del ebrio atenace ado por la reja)
t
lfi,
HIJ O. -
Abrí ... Abrí. no te llagás la estrech a ... ;.
(La Sirvienta coge el revólver y apoya el caño· e n su fr en te)
•
HIJO. -
No te hagás
la
loca, Sofía ...
(Suena el .e-s lampido. La S~ruienta cac o Bnlsca ~ente se anl o-n tonan en el cucu'to de' la S irvienta los .fanlasmas que actuaban
,,.. •i{ ~-' j,:..•
,.
}'.:
en el ·salón -dorado) : HIJA. - Libres. " por fin estamos libres de esta loca. GAL,\N.- De la Sirvienta Millonaria. LACAYO. - Ha muerto pata nuestra tranquilida d. VIEJA 1· - Respiro ... era inaguantable.
•
lS5 , "
.
. I't
(Griselda y Azucena, la Cenidenta, el Galancito y el Lacayo ' se dan la mano y comienzWl a dla.nzar en circulo en torno del" rnonIoncilo humano, oantando al tiempo que en paso de am'l- ',¡ za leV
Por fin se ha muerto la loca.
ESCENA
V
Enfático y lúgubre, entro. Rocambole con paso tardo. Mi.ro. la danza de los p<2TSOl1JO'jes de humo, luego una cólera tremenJd'a se apodera de él y, esgrimiendo el látigo, lo des carga sobre las espaldas de los fanta smas. Se desbandan és tos y hu)"en de La escena'. El ex presidiario se quita las gafas, . la galera , coloca e l IMigo de cochero en el s;u;elo , se arrcdi¡lb frente a la Sirvienta y la besa en la .frente con gesto com pungido.
(Juntando las manos en el pecho). Señor, el empedernido criminal te pide pied ad para esta pobrecita . criatura, que tanto ha padecido sobre la tierra, (Se levanta; recoge sW utensilios y váse). HIJO. (Aún pegado '" n los vidri<>s, cO'n voz ronca). Abrí, Sofía. Abrí , '. no hagás chistes. R OCAMBOLE. -
TELON FINAL
·, !
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· •
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