Meditacion Primera Palabra De Jesus 1g6w1q

Las ultimas palabras de Jesús son recogidas con veneración por sus familiares y amigos, de Él nos quedan solo siete frases en su agonía. Jamás podrá haber mejor sermón que las siete palabras que pronuncio Cristo moribundo, cada una de estas con significado poderoso, colmadas de una enseñanza indescriptible. Estas siete frases, que llamamos palabras, fueron entremezcladas de profundos ratos de silencio, de lágrimas y suspiros de dolor, acompañadas con oraciones largas y fervorosas del agonizante. Son siete frases que han venido desde el calvario hasta nosotros, volando a través de océanos y continentes, durante siglos, para llegar hoy a nuestros oídos y a nuestros corazones para hacernos gran bien. Guiados por el espíritu Santa, cuya iluminación suplicamos humildemente, vamos a meditarlas. PRIMERA PALABRA “PADRE PERDONALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN” Según San Agustín, en todo pecado hay un poco de ignorancia y de ceguera, Jesús aprovecha esto para pedir perdón por los que lo crucifican. Jesus nos perdona desde lo más hondo de su corazón y pide perdón diciendo: PADRE PERDONALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN. Hermanos, es el hijo de Dios que perdonando pide perdón por sus enemigos y también por nosotros pecadores, es más, disculpa ante el padre nuestra ignorancia cuando dice, porque no saben lo que hacen, ¡Que grandeza del alma del Señor!, con este gesto de misericordia y compasión, Jesus nos revela a un Dios que es amor, que es compasivo y misericordioso y que nos ama con un amor entrañable. Por eso le seguimos al señor de los milagros, porque sentimos ese amor del señor a nosotros. Asimismo, Jesús al llamar a Dios padre suyo, también manifiesta públicamente que Él es el hijo de Dios, verdaderamente y precisamente es el hijo amado del padre, que perdonando pide perdón por sus enemigos, cumple de esta manera lo que había enseñado sobre la importancia y la necesidad de perdonar, “hay que perdonar hasta setenta veces siete dijo al apóstol Pedro cuando este le pregunto ¿Hasta cuantas veces debo perdonar?”. Dijo también a todos sus discípulos, a toda la humanidad y a todos nosotros que estamos aquí, hay que perdonar, incluso a nuestros enemigos, a los que nos hieren, a los que nos hacen mal; con este gesto de compasión Jesus nos da ejemplo de cumplir siempre lo que se enseña, lo que se predica, él fue coherente con lo que enseñaba y con lo que hacía. Así pues, Jesús con esa actitud de misericordia frente a sus enemigos, con esa actitud suya, es aquel buen padre de la parábola, que acoge al hijo prodigo, es el buen pastor que va en busca de la oveja perdida. Había dicho también, no he venido a condenar, sino a salvar, a todos y dar mi vida por ellos.

Jesus, como lo sabemos todos, no vino como juez para juzgar y condenar, sino como Salvador para salvar a fin de que ninguno se pierda. Como lo dijo al Nicodemo, es el cordero de Dios que vino a quitar el pecado del mundo, como lo había dicho Juan Bautista, al señalarlo entre los hombres. Hermanos míos, este es el gran servicio del hijo de Dios a toda la humanidad, revelar en el acto supremo de su entrega el amor compasivo y misericordioso de Dios aceptando la cruz, perdonando y muriendo en ella, a esto se refería el señor cuando dijo al Nicodemo, tanto amo Dios al mundo que entrego a su hijo único. Por eso, hermanos confiemos en el amor del Señor, esta es nuestra esperanza y nuestra fuerza ante las dificultades de la vida. Sabernos amados por Dios en cristo nuestro salvador. Cada vez que miremos a ese cristo crucificado, recordemos que ha venido solamente a mostrarnos el camino que nos conduce a la felicidad, enseñándonos a evitar todo aquello que causa nuestros sufrimientos, lágrimas y angustias. Tratemos de escucharle que desde allí nos dice, Así les amo Yo, y doy mi vida para el perdón de sus pecados, de tus pecados. Y esos nos está diciendo ahora. Cada vez que lo visitamos en su santuario o lo acompañamos en las procesiones. El papa Benedicto XVI, en su carta encíclica, Dios es amor, nos dice: Puesto que, es Dios quien nos ha amado primero, ahora el amor ya no es un mandamiento, sino la respuesta al don del amor con el cual viene a nuestro encuentro. Así es, ya no es solamente un mandato amar a Dios, sino que es una respuesta a ese amor infinito con que nos amó. Por eso tratemos de comprender y valorar el amor de Dios hacia nosotros en el dolor y sufrimiento de Cristo. Nuestra respuesta, debe ser confianza, gratitud y sobre todo amor filial y arrepentimiento de nuestros pecados. Por eso hoy viernes santo, que estamos conmemorando la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, confiemos en Dios y en su bondad, renovemos nuestra Fe y amor, lloremos nuestros pecados con los que le hemos ofendido, expresemos nuestra gratitud tratando de cambiar nuestra vida conforme a su santa voluntad, sobre todo perdonando como él nos pide. Procuremos mostrar una actitud comprensiva y misericordiosa con el prójimo, particularmente, con el que se nos acerca reconociendo sus ofensas, sus faltas. No olvidemos hermanos que el Señor en el padrenuestro nos compromete a perdonar cuando decimos: Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden… Peeero, con toda sinceridad, digamos, pensemos, que difícil se nos hace perdonar…Cuantos problemas causamos, por no querer o por no saber perdonar, todo por el orgullo que nos invade, por la soberbia, el egoísmo que expresan ausencia de amor en nuestra vida. Esta tarde Jesus desde la cruz nos pide, que perdonemos como él, pero para perdonar hay que ser humildes,

como nuestro señor que nos sigue diciendo, aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. Si queremos expresar nuestro amor y gratitud a Dios debemos imitar su humildad y perdonar como Él, para eso procuremos mantenernos muy unidos a Jesus por la oración, la meditación de su palabra, acercándonos a los sacramentos, particularmente a la sagrada eucaristía y a la confesión. Ciertamente, si no queremos o no podemos perdonar es probablemente porque nos falta Amor y nos falta amor porque estamos lejos de la fuente de amor que es Jesús, nuestro Dios y nuestro Señor. El que ama verdaderamente, busca el bien del otro olvidándose de sí y también perdona, y no solamente perdona, debe también enseñar a perdonar favoreciendo actitudes, indulgentes, comprensivas y tolerantes en las relaciones con los demás, sobre todo en el ambiente familiar, en el lugar de trabajo, de estudios… mientras no se dé el perdón, no se podrá vivir en fraternidad. El señor nos dice en esta tarde y a través de esta reflexión, que quiere que vivamos unidos, como hermanos, en paz y armonía. No es posible, la paz, con odios, ni venganza, hoy viernes santo, cada uno allí pregúntese: ¿Perdono con facilidad?, ¿Trato de superar todo rencor y sed de venganza?, ¿Me sumo a los que dicen, perdono pero no olvido o la venganza es dulce?, ¿Me dejo llevar por mi orgullo y soberbia para no perdonar?... Jesus nos ha dado siempre lecciones de humildad con su palabra y sobre todo con su ejemplo, San Pablo, apóstol, contempla esta humildad del señor cuando dice, Jesus, dejando su categoría divina se humillo haciéndose hombre como nosotros, y acepto la muerte, y muerte en cruz, para imitar la humildad del señor hay que ser siempre unidos, muy unidos a él; solo en el trato intimo con el podemos vivir la verdadera humildad. Hemos dicho también, como el señor al pedir perdón disculpo ante el padre la ignorancia de sus enemigos cuando dijo: PERDONALES, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN, pues sabía que ellos lo hicieron por ignorancia, él sabía que ellos no conocían la identidad de Jesus porque lo rechazaron, ni siquiera aceptaron su enseñanza, a pesar de eso, en medio de su terrible dolor y sufrimiento, comprende esa ignorancia, comprende y tolera nuestra flaqueza, nuestras debilidades. ¡Qué bueno es el Señor!, Toda ignorancia, hermanos, hace cometer muchos errores y errores fatales. Al disculpar la ignorancia de los causantes de su muerte, nuestro señor Jesús desde la cruz está pidiendo liberar al hombre de toda ignorancia, por eso hay que hacer posible, todo lo posible por sacar a la persona de ese flagelo de la ignorancia. Por la ignorancia religiosa, por ejemplo, mucha gente agrede a la iglesia, lucha contra Dios; el proceso del secularismo o relativismo religioso, como diría el papa Benedicto XVI, trata de quitar nuestra Fe en Dios de nuestra vida, por la ignorancia religiosa algunos creyentes caen en la indiferencia religiosa o convierten la religión en mezcla de supersticiones o sin convicción sincera van cambiando su

confesión religiosa. Cuanta gente por su ignorancia religiosa, no valora por ejemplo la santa misa y los sacramentos, cuanto de nuestros hermanos católicos se muestran indiferentes ante las celebraciones de la Semana Santa, por eso queridos hermanos una Fe débil no cambia nuestras vidas, se vive siempre en la oscuridad, sin dar sentido a la vida, se siente vacío en el alma, por eso debemos esforzarnos en alimentar la fe y cultivarla llevando una vida de oración profunda, instruyéndonos en materia religiosa en nuestras parroquias y también sintonizando programas religiosos en la radio y la televisión. Termino esta meditación de la primera palabra invitándolos a renovar nuestra Fe, nuestra gratitud a Jesus por habernos mostrado el amor misericordioso de Dios perdonando y pidiendo perdón por sus enemigos en el momento supremo de su entrega, agradezcamos a Jesus por haber hecho triunfar el amor sobre el odio y también por habernos reconciliado con Dios obteniendo para nosotros el perdón de nuestros pecados, respondamos pues a ese amor divino haciendo esfuerzos por testimoniar nuestro amor a Dios en toda circunstancia, renovemos nuestra confianza en El e imitemos su misericordia divina perdonando siempre y diciendo como San Francisco de Asís haz de mi señor, instrumento de tu paz, donde haya odio que yo ponga amor, y si le hemos ofendido por no haber correspondido a este amor compasivo imploremos su perdón diciéndole con las palabras del Salmo: Misericordia Señor, por tu bondad, por tu inmensa compasión, Borra mi culpa. Que así sea, Amen.